Por: IVÁN  ECHEVERRI VALENCIA

Dejando a un lado,  lo que ha copado todos los espacios de los medios de comunicación del mundo,  la aciaga pandemia, la cual  sigue paseándose con sus efectos nocivos; quiero dedicarme en este entretiempo a esbozar un sueño que siempre ha existido entre un puñado de deportistas y emprendedores, amantes de la adrenalina, la velocidad, los piques y la acrobacia; me refiero a los “Gomosos” de los deportes a motor, los que nunca han podido contar con un escenario seguro y técnicamente idóneo para practicarlo.

El automovilismo en nuestro país solo cuenta con el autódromo de Tocancipá,  a 22 km de Bogotá, a pesar de esta falta de escenarios, han surgido deportistas, quienes con las uñas y por amor a su deporte lo practican y participan en grandes carreras por el mundo, dejando muy en alto los colores de Colombia.

Es bueno recordar algunos pioneros de este deporte Rafael “Ganso” ´Garzón, Ricardo “Cuchilla” Londoño, Roberto José Guerrero, Mauricio Narváez, Juan Pablo Montoya, entre otros, que hoy se perfilan como grandes exponentes del automovilismo, el motociclismo y los Karts a nivel internacional.

Antioquia, que ha contado y cuenta con una gran afición, ha tenido que improvisar durante muchos años escenarios inadecuados como: La Plaza Mayorista, el Juan Pablo II,  La Unidad Deportiva Atanasio Girardot, la vía regional y las vías cercanas al aeropuerto José María Córdova, con todos los peligros que estos traen. 

Desde hace más de treinta años los amigos de los deportes a motor han acudido a la clase política y a los gobernantes tanto de la ciudad de Medellín como de Antioquia, para que les ayudaran en la consecución de un lugar apropiado para la práctica de su deporte, pero todo había quedado en promesas en campaña.

Los promotores de esta iniciativa, no se arredraron ante los incumplimientos y se aferraron a la frase de Aleanor Roosrevelt  cuando decía: El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños. 

Su perseverancia por fin encontró eco en el entonces Gobernador Luís Pérez, quien desde su posesión, se dedicó hacer realidad ese sueño. Difícil tarea fue encontrar los recursos con un presupuesto deficitario y comprometido, pero que no fue óbice para continuar con el empeño de darle al Departamento un gran escenario multipropósito con áreas deportivas, recreativas y culturales; pista de más 2.600 metros, jardines, senderos peatonales, canchas para diversos deportes, y dos plataformas para conciertos  y  espectáculos masivos con capacidad de 50.000 personas cada una; museo, locales comerciales, parqueaderos, oficinas, estación de bomberos y puesto de salud.

Complicado resultó adquirir los terrenos que fueran propicios para tan magna obra, y solo después de muchos ires y venires se logró un acuerdo con varios municipios  y el Área Metropolitana, dueños del terreno ubicado en el municipio de Bello y de sortear innumerables demandas y tutelas de parte de quienes se consideraban poseedores del mismo.

Después de sanear y recuperar el predio “Tulio Ospina” de 907.936 metros cuadrados. El parque de deportes será de 380.000 metros cuadrados. La obra tendrá un costo aproximado de 145 mil millones, cuyos planos para la pista de automovilismo fueron aprobados  por parte de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), el cual tendrá un carácter internacional, categoría 3  y estará entre los tres mejores de América Latina.

El complejo del Central Park se convertirá en un icono regional,  nacional e internacional, será un  pulmón para el Valle de Aburrá; tendrá un enfoque totalmente ambiental, ecológico, cultural, turístico, recreativo y deportivo; se protegerá de manera esencial la fauna, la flora y el agua, existentes en el lugar.

Si este Parque cuenta con el apoyo del actual Gobernador, de los Alcaldes de Medellín y Bello, del sector privado y, se continúa la construcción tal como está concebido y se impide que el lote sea nuevamente invadido por personas inescrupulosas, se culminará este año o a más tardar en el 2021.

El Central Park “Tulio Ospina”, será un orgullo y no tendrá que envidiarle en nada al Parque del Retiro en Madrid o al Central Park de la ciudad de Nueva York.     

El sueño está a punto de realizarse, no es un capricho, es un proyecto de alto impacto social, de desarrollo ambiental, económico y productivo para la región.

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