Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

 La sociedad espera y necesita que todas las personas cumplan adecuadamente con las normas consideradas aceptables, pero a cada instante este código es violado, por acción u omisión.  Cuando esto ocurre, se buscan diversas explicaciones para justificar estas faltas, que van desde pequeñas violaciones a delitos gravemente castigados por la justicia.

Al delinquir las personas muy modestas, suele atribuirse a la “falta de oportunidades”, pero cuando los trasgresores pertenecen a clases altas o representan el poder político de la gobernabilidad se habla a veces de “despiadada corrupción”.

Cabe preguntarse, no obstante, ¿Qué es lo que lleva a las personas a actuar en forma poco ética o inmoral?  Invariablemente, esto se origina en una búsqueda equivocada de la felicidad, intento fallido que obedece al hecho de que todos los seres humanos, tal como dijo Aristóteles, buscan la felicidad por medio de la práctica del bien y las conductas correctas.  Lamentablemente, confunden el bien supremo con el bien circunstancial y aparente ante la sociedad, el cual identifican a su vez con el placer, mientras que el dolor es visualizado como el mal o la práctica de conductas incorrectas.

Es así como las personas, partiendo de un propósito loable suelen terminar haciendo el mal o actuando de una manera no correcta, puesto que se dejan engañar por aquello que les produce placer y, como sabemos, los sentidos están por lo común subordinados al placer y al goce material que traen como consecuencia la pandemia de la codicia y la corrupción.

El actuar correctamente requiere mucho más que una buena intención.  Se puede ser bien intencionado en el corazón e inmoral en los hechos, pero no es posible ser éticamente moral teniendo una mala intención, rebasando la Constitución Nacional y las Leyes que regulan cualquier tipo de gobernabilidad y de comportamiento social.  El ser buen ciudadano o correcto gobernante, en su actuar, a nivel del simple deseo no requiere esmero alguno, ya que constituye, en forma espontánea la conducta de muchos ciudadanos y gobernantes, en particular.

El ser un ciudadano y gobernante virtuoso, por el contrario, es algo que exige una penosa faena previa e involucra un esfuerzo sostenido a través del tiempo, ya que la expectativa del buen actuar e inmediato suele aturdir los sentidos y perturbar el criterio, incitando a conductas realmente transparentes. 

Si bien es cierto que todas las personas y gobernantes tienen el bien y lo correcto como fin, el vicio y la corrupción son mucho más frecuentes de lo que desearíamos, porque el hombre o la mujer no es un ser ético en su condición normal, ya que busca, por lo general, el camino del confort y del menor esfuerzo, para encontrar el dinero fácil.  Por desgracia, es más cómodo para el común de las personas y gobernantes “hacer a otros lo que no les gustaría que les hicieran a ellas mismas”, ya que frecuentemente la ganancia fácil y el bien material inmediato se sobreponen a la prudencia, a la honestidad, a la transparencia y lo correcto.

La sociedad colombiana conoce perfectamente este problema y es por eso que está llamada a castigar de variadas formas la conducta inmoral y antisocial de cualquier ciudadano o gobernante.  El rechazo por parte del grupo social y la reclusión penal en casos extremos son elementos que podrían desanimar a los infractores, pero en la práctica esto no ocurre, porque las personas no son éticas y morales por Naturaleza, sino que las normas éticas se constituyen solamente en un injerto social, sin formar parte del ser intrínseco.  Recordemos, además, que estas reglas de conducta no son más que las normas estimadas correctas para una sociedad determinada y que varían mucho de un lugar a otro, o cambian continuamente con el tiempo.  ¡Despierta Colombia!

Cordialmente,

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS  –  Medellín, julio 20 de 2020  

1 Comentario

  1. Muy bonito este artículo, lo felicito mucho, señor. Posponer el placer inmediato por un placer posterior o superior. No enseñan en la formación a esto y no nos entrenan para ser capaces de decir NO frente a una tentación de ganar algo por una vía que no es aceptada ni ética ni moralmente.

Comments are closed.