Por: IVÁN ECHEVERRI VALENCIA
Estamos en plena época de sentarnos a reflexionar como trascurrió el año 2019, desde el punto de vista personal y familiar, sin olvidar lo que nos deparó el ámbito nacional e internacional.
En lo nacional, fue un año muy movido por los constantes escándalos y denuncias de corrupción, convirtiéndose el pan de cada día en la mesa de todos los colombianos, siendo los más significativos los casos de Odebrecht, Electricaribe. Se suma a lo anterior la cantidad de investigaciones en curso contra ex presidentes, congresistas, magistrados, jueces y fiscales, ex ministros, gobernadores y alcaldes. Según una encuesta de la CAF y comentada por la revista Dinero, la corrupción vale el 5% del PIB mundial y en Colombia las presiones para que se pague coimas es del 20%. La corrupción está generando un grado de indignación e ira pública con consecuencias irreversibles sino se le pone término a semejante flagelo.
Ha movido también el panorama nacional el desgano del gobierno central en cumplir cabalmente los acuerdos de paz con las Farc, generando una incertidumbre en más 13 mil reinsertados y millares de víctimas del conflicto armado más largo del mundo.
Un gobierno y un congreso que ejecuta y legisla a espaldas del pueblo, ha generado un malestar y una movilización continuada de ciudadanos y sectores sociales que piden a gritos una sociedad más justa en donde impere la reconciliación de todos los colombianos a través de la paz, la justicia social, la equidad y sobre todo se garantice el derecho más sagrado que es el de la vida.
Se hicieron en personajes del año: el gobierno que se hizo el sordo al clamor popular; un congreso sinuoso, engolosinado y parcializado con sus patrocinadores; una justicia politizada; la muerte de indígenas, reinsertados y líderes sociales; las fosas de los falsos positivos en Dabeiba; los excesos del ESMAD, la inseguridad, los encapuchados de las movilizaciones; las cacerolas y la mermelada entregada a empresarios por medio de la nefasta reforma tributaria.
Los que salvaron la patria por fortuna, fueron nuestros deportistas por sus éxitos internacionales como el de Egan Bernal, ganador del tour de Francia, Mariana Pajón en su modalidad del BMX, entre otros grandes triunfos internacionales que nos brindó el atletismo, natación, pesas, tiro con arco, los bolos y el tenis.
En el contexto internacional el cambio político en el Brasil y Argentina con la llegada del ultraderechista Jair Bolsonaro y del izquierdista Alberto Fernández; la caída de Evo Morales en Bolivia y la continuidad de Maduro en Venezuela. La noticia que conmovió al mundo fue el incendio de la catedral de 8 siglos, Notre Dame de París, y el fracaso de la Cumbre del Clima celebrada en Madrid.
Muy sonado la aprobación del brexit de Boris Johnson, que conlleva el abandono del Reino Unido de la Comunidad Europea y, los movimientos independistas de Escocia.
El tira y encoge de las relaciones entre las dos Coreas, la guerra en Irán y las movilizaciones sociales en Francia, España, Chile, Nicaragua y Ecuador.
Estados Unidos, sobresalió por su recuperación económica y las tensas relaciones con China y Rusia, las medidas sancionatorias adoptadas contra Venezuela y Cuba. Termina el año con la aprobación por la Cámara de Representantes de ese país de dos cargos que se le imputarán al presidente Donald Trump y que se constituye en la luz verde para que se celebre en su contra un juicio político en el Senado, con un futuro muy incierto de éxito.
En el campo regional y local la culminación de los mandatos de los actuales alcaldes y gobernadores, saliendo muy bien calificados los de Antioquia, Boyacá y Valle y los alcaldes de Barranquilla, Medellín y Bucaramanga.
En el campo personal y familiar dar gracias a Dios, que ¡sobrevivimos!