Por: Balmore González Mira

Preocupa muchísimo el atraso que tenemos en la vías en el país y aún más en la ruralidad, en las denominadas vías terciarias. Las vías son esenciales en el desarrollo de las comunidades, bien para el turismo, ya para la salida de los productos campesinos e ingreso de sus insumos; igual para los servicios de educación, donde se ven unos niños caminando 4 y más horas diarias para llegar a la escuela, lo que hace que no vayan a tener la capacidad de aprendizaje necesario; igual para salvar vidas en las urgencias de salida a los hospitales con enfermos y heridos. Como también para elementos de seguridad, entre muchos otros. Las vías tienen todos los componentes conectados al desarrollo de las comunidades. Es sólo recorrer la ruralidad de nuestros pueblos para saber cuánto luchan sus líderes comunales por hacer una vía que les permita disfrutar de los servicios anteriormente descritos. 

El otro tema significativo son los accesos a las cabeceras urbanas de los municipios, en las denominadas vías secundarias, es decir aquellas que conectan a un municipio con otro o el acceso de las mencionadas vías 4G hacia los pueblos. Estos recorridos históricamente han sido un martirio para transportadores y pasajeros y más aún hoy, cuando la ola invernal actual ha llevado a la debacle lo poco que teníamos construido. La destrucción de la malla vial es un tema que inquieta permanentemente a las comunidades y gobernantes, el dinero no alcanza para su mantenimiento, menos para su recuperación y reconstrucción; existe una verdadera calamidad pública nacional, pues la destrucción de puentes, bancas viales y laderas nos tienen literalmente acorralados en algunas latitudes. En Antioquia el caso más relevante lo está viviendo el suroeste, sin que ello implique que en otras regiones no se esté en iguales o peores condiciones. 

Hace dos décadas cuando se nos anunció la revolución vial por parte del gobierno nacional, con las vías de la montaña, el departamento por fin pensó en la posibilidad de su desarrollo desde el desarrollo vial mismo, y lo que allí se planteó y en su mayoría se dejó financiado y que muy seguramente ISA ya hubiese terminado de construir si la politiquería de la burocracia jurídico contractual no lo hubieran prohibido, es lo que realmente hoy nos salva en materia vial, de lo contrario por estas calendas estaríamos en un mar de incertidumbres y en el atraso vial, social y económico, más grande de nuestra vida republicana.

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