Por: Félix Alfazar González Mira
La desdibujada de los dos partidos tradicionales ha producido efectos en diferentes áreas del acontecer político tradicional y, por supuesto, de sus jefaturas. La irrupción en el escenario de nuevos actores y movimientos trae necesariamente nuevos protagonistas que se dispersan y pierden en la numerosa fauna de la jungla en que se ha convertido la  política : la gritería nacional.

Bernardo Guerra Serna fue tal vez el último representante supérstite de lo que fue la gloria del bipartidismo en Colombia. Fue construyendo de menos a más, desde su Peque del alma hasta la presidencia del congreso, alcaldía de Medellín , gobernación de Antioquia y cargos transitorios de representación diplomática; la organización política regional más poderosa de toda la geografía colombiana. Era una máquina sincronizada de trabajo político, tenía un compromiso cierto con las bases populares, ejercía su liderazgo a través de la gestión de una jefatura de comportamiento como el bambú : flexible al viento pero de hierro cuando las circunstancias y turbulencias del momento lo indicaban.

De él muchos políticos aprendieron a devorar kilómetros de carreteras, a compartir en fondas camineras, a recorrer pueblos y veredas y a tratar a sus simpatizantes y electores con el nombre de pila. Su entable político fue en ascenso de tal manera que se le convirtió en imposible seguir ejerciendo la última práctica y, con su inteligente malicia indígena, se inventó un término que permitía seguir tratando con cercanía y calidez a sus crecientes seguidores y electores : Socias y socios de la gran empresa del partido liberal. Desde ahí el tratamiento que se le daba al Gran Jefe Liberal era el de El Socio Bernardo Guerra. O para otros el Socio Guerra.

Admirable y agotador era el estilo y la manera de abordar el trabajo político :  atender a sus gentes personalmente en su oficina, escucharlos sobre sus necesidades personales, sus aspiraciones de empleo público , las preocupaciones sobre obras y gestiones en los municipios y corregimientos y hasta consejos en los negocios de sus vidas cotidianas. Ello combinado con responsabilidades nacionales desde los cargos de representación ejercidos .

En la actividad política, como en la vida, existen situaciones que no encuentran explicaciones razonables. Alvaro Uribe  empezó a generar turbulencias dentro del Directorio Liberal de Antioquia y tuvo que declararse en rebeldía ante la jefatura de hierro que no permitía la emergencia de nuevos liderazgos dentro del partido para poder expresar y ejecutar ese torrente de ideas que tanto bien le han hecho a esta patria. El doctor Guerra hizo y ejecutó acciones para que no resultara exitosa su primera campaña al senado sin lograr su objetivo : contra todos los pronósticos Alvaro Uribe Vélez resultó electo senador de la República . Y muchos años después, como diría García Márquez, ya en el ejercicio de la presidencia, lo condecoró con la máxima medalla de reconocimiento que fué creada por el Libertador Bolivar, la Cruz de Boyacá.

Hace algunos años me lo encontré,  coincidiendo en el cementerio Jardines Montesacro en la despedida del padre de un amigo conservador y al saludarlo le pregunté extrañado porque andaba en esa ceremonia y la respuesta expresaba ese amor que siempre tuvo por su partido Liberal : Don Aicardo Vélez  fue un hombre muy importante para el partido porque en Abriaqui son muy poquitos liberales y él sostuvo la bandera roja por muchos años en esa municipalidad