EL PUEBLO NO ES ESTÁN BOBO COMO CREEN MUCHOS

Por:  IVÁN ECHEVERRI VALENCIA                                                                    

El pueblo colombiano está cansado de tantas guerras y de una violencia que persiste en seguir haciéndonos daño y produciéndonos más dolor y pobreza. Hemos sufrido varias como la guerra de los mil días, luego la violencia  partidista, seguida por la guerrillera, sin olvidar la que hicieron narcotraficantes y paramilitares.

No contentos con ello, seguimos abonando el camino para continuar con la maléfica degradación de nuestra sociedad, mediante una guerra verbal  y utilizando  las distintas redes sociales, en las que descalifican personas con groserías altisonantes, más aún cuando son sus contrincantes políticos.

En la actual campaña electoral ha sido el pan de cada día las injurias y calumnias, las artimañas, las amenazas de muerte, las envidias y el desarraigo, todo adobado con una buena dosis de burlas y de odios. 

La guerra sucia en la política da asco, máxime cuando se fundamentan en mentiras, acogiendo una  fórmula  nazista de Joseph Goebblels cuando decía: repetir una mentira muy a menudo se convierte en verdad. Lamentablemente esta frase ha hecho carrera en nuestro medio, convirtiéndose en una verdadera  mitomanía con graves e irreversibles consecuencias.

Los mal llamados debates, se han caracterizado por la pobreza conceptual y programática, dejando una estela de desconcierto entre los potenciales votantes, quienes solo se limitan a comentar que no hay con quien.   

Los candidatos, con padrinos políticos o apoyados por empresarios y otros calanchines  se limitan a repetir como loritos lo que sus mentores gesticulan o hacer lo que estos les ordenan, dejando entrever una falta de carácter y de capacidades para asumir un cargo de la importancia de una gobernación o una alcaldía. 

Las reformas que se anuncian a nivel nacional de pagar el 75% de un salario mínimo a los jóvenes recién egresados de la universidad, la  nueva reforma pensional,  el crecimiento del desempleo, el aíre de inseguridad que nuevamente se respira en ciudades y en el campo, la  corrupción, las promesas incumplidas, el engaño y la guerra sucia del actual proceso electoral,  han ido calando significativamente en el ciudadano,  el cual se denota cansado, inconforme, con su paciencia al límite  y totalmente escéptico, lo que puede impulsarlo abstenerse de votar, hacerlo en blanco o aplicar el voto castigo.

El pueblo ha ido tomando conciencia y ya no es tan bobo como piensan algunos, por lo que no va a caer en el error de seguir votando por candidatos mal acompañados, mentirosos y cuestionados, porque “al perro no lo capan dos veces”.

No sería ninguna sorpresa que en las ciudades capitales y en ciertas gobernaciones los aspirantes independientes, no afectos a las maquinarias ni al clientelismo, ganaran.

El próximo 27 de octubre será el día cero para conocer la verdadera y legítima encuesta.