Por:  IVÁN  ECHEVERRI  VALENCIA 

El planeta se encuentra en un estado de perturbación y en una profunda desazón ante la llegada el coronavirus COVID-19. El virus que  nació  en un pueblo chino llamado Wuhan, y en tiempo record se convirtió en una verdadera pandemia por todo el globo terráqueo, sin considerar, si al país al que llegaba era desarrollado, en camino a serlo o pobre, es decir, sin ninguna consideración, golpeando duro y con graves repercusiones para la salud y para la economía.

El nerviosismo ha impactado de manera considerable el mercado y ha conllevado al desplome de las principales bolsas de valores a cuenta de la caída de las acciones  y de los productos básicos. Han resultado seriamente afectados las líneas aéreas y hoteles por la cancelación de tiquetes y reservas; el comercio ha disminuido sus ventas, Lo anterior obedece a las diversas medidas que han adoptados los gobiernos con el cierre de fronteras, suspensión de eventos deportivos, foros, convenciones, conciertos, exposiciones, disminuyendo sustancialmente el consumo lo que hace que las empresas suministradoras de bienes y servicios se  encuentren  en calza prietas para continuar con su producción .y poder cumplir con las obligaciones impositivas y laborales.

En mal momento se rompieron las conversaciones entre Rusia y la OPEP, aumentando la oferta del suministro del crudo, máxime cuando hay grandes excedentes de barriles diarios, resultando damnificado nuestro país por el descalabro de los precios del petróleo su principal renglón exportador y el aumento desmesurado del dólar al llegar a un precio inédito de 4.079 pesos..

La pandemia llegó y para quedarse por  un largo tiempo; el mundo que creía que todo estaba bajo control y fácil de superar, se  sorprendió, por su magnitud y la cantidad de infectados y fallecidos.

La ciencia médica  trabaja contra el tiempo en encontrar la vacuna y la cura del virus. Mientras los gobiernos buscan evitar la propagación optando por medidas que hasta el momento han resultado insuficientes en materia operativa y de controles.

Las quejas y denuncias no han faltado, porque en nuestros países poco creíamos que el virus llegara, porque lo advertíamos muy lejos, pero la verdad sea dicha,  nos cogió a todos con los calzones en la mano.

Países como la China, Italia y España ante el asombro del resto de mundo son los más damnificados y en medio de la crisis se abre el debate interno, si hubo omisión o menosprecio de salirle al paso de manera oportuna al COVID-19  que parecía inofensivo y que hoy es una grave pandemia que está cobrando miles de víctimas.

El gobierno  del presidente Duque, viene trabajando con todo su equipo, con gobernadores y alcaldes en tratar de contener su expansión, haciéndose difícil porque a medida que pasan las horas las personas infectadas van en aumento, lo que requiere de nuestro  apoyo y de nuestra solidaridad, la que muchas veces la hemos sacado a flote y este es el momento para nuevamente demostrarla con creces.

Las medidas que se han venido tomando, serán realmente efectivas, cuando todos los ciudadanos seamos conscientes que esto no es juego sino que estamos  frente  a un peligro inminente que puede llegar a su casa, a la de un pariente cercano o de un amigo, por lo que debemos actuar con máxima responsabilidad y aprender de las experiencias por la que actualmente pasan  ciudadanos de muchos países, especialmente los de China, España e Italia.

Cada uno de nosotros debemos asumir la responsabilidad que nos atañe, esto no es un cuento chino ni mucho menos una guachafita.

Si nos proponemos y tomamos en serio lo que actualmente padecemos, acatando las recomendaciones de todas las autoridades, muy seguramente vamos a salir adelante de tan dura prueba que hoy tiene en cuidados especiales al mundo y del cual nosotros no somos ajenos.

TODOS SOMOS COLOMBIANOS Y COMO TAL DEBEMOS CUIDARNOS LOS UNOS A LOS OTROS.