Por Berardo Gutiérrez.

Cuando se determina en emprender el camino no hay obstáculo que lo impida. La fuerza del pensamiento está en la determinación, por lo que las distracciones son un impedimento común; son las que no pueden aparecer. El propósito que se quiere alcanzar tiene que ser un pensamiento recurrente. De ahí que, querer es poder; así de simple.

En los años de mitad del siglo pasado la vida de “la gente del común” estaba cubierta de nubarrones que ensombrecían los esfuerzos de las familias. Acabada la hegemonía del Partido Conservador en 1930, el Partido Liberal llenó de ilusiones a la población colombiana, pero no fue capaz de hacer cesar la violencia política. Por el contrario, esa violencia fue ascendente. Por falta de garantías el Partido Liberal no presentó candidato a la presidencia de la República en 1950, quedando elegido el conservador Laureano Gómez Castro, el que luego fue depuesto por el General Gustavo Rojas Pinilla el 13 junio de 1953, quien a la vez fue depuesto el 13 de mayo de 1957 por una junta militar, después de un paro nacional liderado por los partidos liberal y conservador y las élites del país. Esa Junta Militar tenía la misión de hacer transición a la democracia. Así, el 1° de diciembre de 1957 se vota el plebiscito, con el voto de la mujer por primera vez en Colombia, con el cual se refrendó el acuerdo de las élites y los partidos, y da nacimiento al Frente Nacional. El Frente Nacional tenía como sustrato la repartición paritaria del poder durante 16 años y la alternancia de la presidencia durante cuatro períodos entre los conservadores y liberales. Esa alternancia empezó en 1958 con la presidencia del liberal Alberto Lleras Camargo, le siguió el conservador Guillermo León Valencia en 1962, luego el liberal Carlos Lleras Restrepo en 1966 y, por último, Misael Pastrana Borrero en 1970. Esas elecciones presidenciales ya tenían resultado definido desde la escogencia del candidato. Era un fraude electoral negociado entre partidos y la élite colombiana.

En éste calentado mundo político, Bernardo Guerra Serna emprende los recorridos por pueblos y veredas, en cabalgatas que duraban 15 o 20 días, acompañado de amigos dirigentes de cada localidad. Repetía estos recorridos aún en tiempos no electorales. Así fue elegido diputado por primera vez a la Asamblea de Antioquia en 1960 en las listas del Frente Nacional, guardando disciplina con las decisiones de la jefatura liberal. Para ésta elección se celebró una convención departamental con delegados de todos los municipios, en la que se tomaban las decisiones por mayorías.

La convención departamental para las elecciones de 1960 fue dominada por los delegados afecto al joven dirigente Guerra Serna, lo que le permitía encabezar la lista, sorprendiendo a la dirigencia de entonces al quedar por encima de connotados y tradicionales dirigentes del Partido Liberal. Pero, Bernardo Guerra Serna no tenía afanes, cedió su puesto. Sabía que había emprendido un camino en la política con la convicción de llegar lejos; los escollos no eran más que pequeños peldaños de ascenso, y los éxitos una oportunidad de mostrar la grandeza como dirigente. Fue el empresario y notable dirigente Gabriel Fernández Jaramillo, competidor en esa convención, quien recibiría la atención del nuevo relevo liberal para encabezar la lista a la Asamblea de Antioquia y Bernardo Guerra Serna iría en segundo renglón.

Por el empuje de la dirigencia regional de occidente, para 1962 Guerra en ruta su aspiración política a aquello que llena su alma. Su espíritu de bravo liberal, gaitanista en su pensamiento, no se sentía cómodo defendiendo el Frente Nacional; eso era traicionar a Jorge Eliecer Gaitán, pues lo consideraba un pacto de impunidad de las élites. Se pasa entonces a la orilla liberal-liberal del MRL, Movimiento Revolucionario Liberal, de Alfonso López Michelsen, allí es elegido diputado en representación de los liberales del municipio de Dabeiba. Dabeiba, “La Plaza Roja de Antioquia”, ponía una votación liberal mayor a la necesaria para elegir un diputado, razón por la que de manera regular tuvo un puesto en la lista liberal a la asamblea y el primero fue Bernardo Guerra Serna (1962-64), le siguió Alejandro Rodríguez Tamayo (1964-66-68) y, por otros años, Emiro Gutiérrez Higuita.

Desde la Asamblea de Antioquia se ganó un natural liderazgo en occidente y la trocha –lo que hoy es la región de Urabá- y luego en todo el departamento, llegando a la Cámara de Representantes en 1964 hasta 1978 cuando es ungido Senador de la República.

Fue desde la condición de diputado que el “Indio Guerra” fundó el liderazgo en el Departamento de Antioquia, que le sirvió de base para lo que se llegó a llamar la “Casa de Mármol” del Directorio Liberal de Antioquia, DLA. Fue el recorrido por el departamento pueblo a pueblo que lo llevó a ser el más grade jefe regional del país; era la plaza pública su más recurrido medio de comunicación, fue el contacto con la gente que lo hizo ser el “Socio Guerra”. Nunca salió derrotado en las convenciones del partido liberal en Antioquia.

El amor por su partido, la afición por la política y la solidaridad por las gentes sufridas por la violencia política que conocía en carne propia, determinaron a Guerra Serna a construir paso a paso su carrera política. El “Socio” se determinó para lo que quiso ser y lo alcanzó, ser el jefe del Partido Liberal en Antioquia y miembro de la Dirección Nacional Liberal, y uno de los más recordados jefes del partido en toda su historia, en aproximadamente cuarenta años de ejercicio político.

Algo más: El Parido Liberal consolida su posición de izquierda al sumarse como partido de gobierno del presidente Gustavo Petro.