Por Iván de J. Guzmán López

El viernes 26 de agosto de 2022, en nuestra casa (que como bien lo sabe todo el mundo es el Hotel Dann Carlton Medellín, por obra y gracia de su gerente don Manuel Molina Aristizábal, en virtud de que fue allí donde nació el Club de la Prensa de Medellín), celebramos nuestros 19 años de existencia, coronados por el cumplimiento de la tarea para la cual nació y lo pensó nuestro siempre y recordado colega y amigo (q.e.p.d), Humberto Lopez López. Un chaparrón, a las 5 de la tarde, no impidió que el salón Madeira del Dann Carlton, se viera repleto a la hora de la ceremonia.

Nuestros periodistas asociados, que ya pasan los 200; nuestra Junta Directiva actual, y nuestros expresidentes, estuvimos acompañados de muchos colegas, empresarios, amigos y personalidades de Medellín y Antioquia, que reconocen hoy, en el Club, un lindo patrimonio de la ciudad. No es responsable de mi parte, señalar en particular a algunos de nuestros ilustres acompañantes, porque, para nosotros, todos y cada uno de los asistentes fueron de un valor y de una calidad del alma tal, que sería imperdonable el omitirlos en esta apretada nota.

El Club de la Prensa de Medellín, demostró que está más vivo que nunca, y los que somos miembros de su Junta Directiva actual, sabemos diáfana y sencillamente que las personas pasamos y las instituciones quedan, y por ello estamos dispuestos a trabajar sin descanso, para seguir cumpliendo el feliz mandato de fundación del Club, nacido de lo hondo del corazón de Humberto López López, y resumido en respetarnos, querernos y capacitarnos cada día más, para interrogarnos mejor; para preguntarnos y preguntar mejor, para informar mejor.

Punto aparte, y donde el alma antioqueña se nos salió a todos, fue la presencia del doctor Héctor Arango Gaviria, presidente de la Junta Directiva de Haceb; de María Elena Acevedo e Isabel Zuleta Acevedo, hija y nieta, respectivamente, de don José María Acevedo Alzate. A él y a ellas, ante un catarro que padecía don José María, lo cual le impidió asistir, hicimos entrega del Premio al Liderazgo Club de la Prensa 2022, representado en una preciosa estatuilla, acompañada del pergamino que contiene la resolución mediante la cual se leen las motivaciones y resuelves del Club de la Prensa de Medellín, al señalar a don José María como el elegido para nuestra exclusiva distinción anual que “se otorga a dirigentes, empresas o iniciativas que se han distinguido por sus acciones orientadas al bienestar de la comunidad y que, con sus ejecutorias, han sabido transformar el mundo, mejorando la calidad de vida de miles de personas”. 

Esa noche, haciendo semblanza del homenajeado en materia de humanismo, de desprendimiento personal, de humildad y de amor por el servicio y por la gente, recordé las palabras del papa Francisco, dichas con pleno amor a sus feligreses, el 5 de noviembre de 2016:

“A cualquier persona que tenga demasiado apego por las cosas materiales o por el espejo, a quien le gusta el dinero, los banquetes exuberantes, las mansiones suntuosas, los trajes refinados, los autos de lujo, le aconsejaría que se fije qué está pasando en su corazón y rece para que Dios lo libere de estas ataduras”.

Pensando en la vida austera de don José María, y en su “cacharrito” que le sirve para ir en semana a su empresa, no obstante sus 103 años, rememoré el aleccionador remate de nuestro querido papa, que debería estar en letras de oro, en el Palacio de Nariño:

“Frente a la tentación de la corrupción, no hay mejor antídoto que la austeridad; y practicar la austeridad es, además, predicar con el ejemplo. Les pido que no subestimen el valor del ejemplo porque tiene más fuerza que mil palabras, que mil volantes, que mil likes, que mil retweets, que mil videos de youtube. El ejemplo de una vida austera al servicio del prójimo es la mejor forma de promover el bien común”.

Para finalizar, la presencia e interpretación de los bellos himnos de Colombia y Antioquia, el Ave María y la Oda a la Alegría, por parte de nuestro querido Luis Javier Piedrahita Gaviria, Fausto de Colombia, puso el tono de espiritualidad y arte, que embellece a todas las cosas del alma.