Por: Félix Alfázar  González Mira

El expresidente Darío Echandía calificaba a Colombia, en aquella época convulsionada por la violencia partidista, como país de “cafres”.  Busco en Google y dice que para Colombia el Maestro Echandía le otorgó el significado que se merece. Infiel, malnacido por no decir otra cosa, es la acepción que se asume en un país donde todos toman el papel redentor de juiciosos desalmados. El país parece siempre signado por esta situación. Rafael Reyes a principios del siglo veinte acuñó la frase ” menos política y más administración” y visitando vastos sectores de la geografía presentó avances importantes en todos los campos del desarrollo nacional.

El presidente Iván Duque con su talante, inteligencia y preparación ha venido ejecutando políticas transformadoras de nuestra realidad, sin aspavientos ni reclamando aplausos de la galería. Merece todo el reconocimiento del país nacional por acabar con esa práctica, llevada hasta el extremo grotesco por el peor presidente que ha tenido esta tierra en doscientos años de historia republicana, de comprarse a todo el mundo de poder personal e institucional con dinero del presupuesto público mediante la denominada “mermelada” y los nombramientos en el aparato estatal. Las cortes, el congreso, medios de comunicación, periodistas, empresarios, gremios, magistrados, artistas, “formadores ” de opinión, todo aquel que durante su gobierno haya tenido alguna hendija de poder ante la ciudadanía. Donde el presidente Álvaro Uribe haya aplicado estas prácticas siquiera en el uno por ciento de las de este personaje, le habría caído con rayos y centellas ese poder intangible, ese espíritu dañino que se asienta en la capital desde los orígenes de la república, que lo procedente de la periferia y la provincia lo consideran advenedizo. País de cafres.

Merece todas las estatuas públicas el presidente Duque por atreverse a generar gobernabilidad sin ese barril de los puercos que tanto daño le ha causado a la legitimidad de las instituciones colombianas. Ya está siendo reconocido por la opinión, por sus resultados, como un gran ejecutor y gerente en las realizaciones ciertas que está entregando a las comunidades y las regiones para elevar la competitividad de las mismas y el mejoramiento de las condiciones de vida de sus gentes. Ha multiplicado por seis tantos la energía renovable en Colombia, sacó adelante la obra del aeropuerto de Barranquilla que encontró quieta y sin avances, entregará seis nuevas terminales de aeropuertos en diferentes zonas y ciudades, puso el acelerador en la obra pacífico uno, dos y tres , terminó la primera vía 4G cuando fue recibida en menos de veinte por ciento en su ejecución, el túnel de la Línea que en diez años avanzó apenas la mitad en dos años ejecutó el resto luego de recibirlo paralizado, financió y terminó el puente Pumarejo de Barranquilla, la vía paralela a los llanos la entrega antes de terminar su gobierno, deja financiado y contratado el Metro de Bogotá, por primera vez aplica ley de metros, haciendo justicia con esta región, para dejarle financiado a Medellin y a Antioquia el setenta por ciento del Metro de la ochenta, con su aporte decidido queda garantizado el trayecto entre el río Cauca y el portal oriental del túnel del Toyo Guillermo Gaviria Echeverri, el segundo tubo del túnel Fernando Gómez Martínez es una realidad, vías al mar uno y mar dos están avanzando aceleradamente al igual que Cañasgordas-El Tigre, ya se vislumbra doble calzada en la autopista Medellín- río Magdalena con túneles y viaductos, etc., etc., etc. Escuchar a constructores de vivienda decir que ningún gobierno ha formulado y viene ejecutando políticas de vivienda de interés social como lo viene haciendo este del presidente Duque, reafirmado por los titulares de prensa de esta semana en el sentido que el mes de septiembre ha sido el mejor en décadas en ventas de vivienda. Y qué decir del manejo de la pandemia del coronavirus: de los más efectivos en América Latina, reconocido por la opinión en las encuestas con aprobaciones de dos terceras partes de los colombianos. El programa Ingreso Solidario es producto de la creatividad de mentes superiores que interpretan las angustias de los sectores populares y merece quedar, con letras imperecederas,  incrustado en la ley de leyes. Todo lo anterior nos reafirma que en el timón del barco del estado hay un verdadero capitán, un verdadero y cierto gerente con las más altas calificaciones. Menos política y más administración. 

Nos toca a los colombianos sensatos, al país nacional del que hablaba Gaitán, a la opinión ilustrada, a los gremios, a los sectores populares, no solamente salir a defender su obra sino, a aprovechar su conocimiento, su inteligencia, su juventud, su impetuosidad para que siga alentando desarrollos, obras y proyectos que tanto necesitamos en este país donde la inmensa mayoría de su población se asienta en las cordilleras andinas.