“Lo que está pasando en materia de medio ambiente no es algo así como para que la sociedad, el Estado y los gobiernos, sigan tan desentendidos, como usualmente hacen.

Autor: Héctor Jaime Guerra León*

Hablar de este tema no es cosa de poca monta y a pesar de la inmensa significación que tiene para toda la humanidad, en verdad es muy poco lo que la organización social, inclusive, el Estado mismo, hacen para destacar su significación y, en especial, para el establecimiento de políticas públicas que propendan no solo por su protección y sostenibilidad, sino por impedir que se siga en el tenebroso espiral de exterminio al que lo hemos sometido, sin tener en cuenta realmente el compromiso ético y político de generar acciones que busquen establecer el equilibrio social, económico y medioambiental que nos permita asegurar la existencia futura no solo de la humanidad, sino de la vida misma en la tierra, que cada vez se ve más afectada y degradada por el uso irresponsable que hacemos de sus bondades y potencialidades.

Acaba de celebrarse su día mundial y todo se redujo a unas pocas e intrascendentes menciones en los medios de comunicación oficial y comerciales, los cuales están aún embelesados por las amarillezcas noticias que emanan de los trágicos días que vive el país y el mundo entero, por la pandemia del Covid y, en nuestro caso particular, por la honda crisis que vivimos en materia económica, política y social, expresada en profusas y constantes movilizaciones que –dicho sea de paso- infortunadamente poco han servido para allanar los caminos de trasformación y de redención que añoran a gritos amplios sectores sociales y, en especial los jóvenes, que en estas condiciones han sido los más dispuestos a expresar la gran inconformidad que sienten no solo por los erróneos y malos manejos en muchas de las políticas gubernamentales actuales, sino especialmente por los altos índices de pobreza, de inequidad, desigualdad e injusticia que se han venido generando en nuestra nación a lo largo de las últimas décadas. Nada de fondo, serio y determinante se dijo en este día por los entes gubernamentales en defensa del medio ambiente, por lo que habrá de esperarse que al respecto nada cambiará y que -por el contrario, seguirán los inmisericordes e incontrolables actos por parte de quienes se han dedicado a saquear los territorios, con minería ilegal y contaminante, sin el debido respeto por las reglas y controles que debiesen regir para que dicha explotación no siga siendo, como lo es hoy, una de las actividades humanas y culturales más enemigas y adversas al medio ambiente en la geografía colombiana, acabando con nuestros ríos, riquezas naturales y sembrando a los campos de los más diversos conflictos y de la descomposición social que son característicos de las regiones y lugares donde se practican este tipo de actividades, sin que las autoridades hagan algo serio y eficaz para evitarlo y/o corregirlo.

Todo ello, sin tener en cuenta la inmensa responsabilidad que en esa materia tiene también la sociedad misma, con el consumo excesivo y sin control de todo tipo de recursos naturales, como (turismo, pesca, ganadería, entre otros) la tala de los bosques para actividades industriales, cuya explotación también causa inmensos daños y colaterales perjuicios al medio ambiente, al ser sometidas las materias primas a procesos de trasformación para el desarrollo industrial y cuyas consecuencias son nefastas, pues son las directamente responsables de la creciente y alarmante contaminación y calentamiento global que hoy amenaza seriamente la estabilidad y sostenimiento futuro de las formas de vida, no solo animal y vegetal, sino también del planeta mismo, lo que es incuestionable y ha sido ya reconocido por las más altas autoridades que en esas especificas materias existen en el mundo.

En el periódico español El País (Madrid – 18 feb 2021 – 12:07 COT), Manuel Planelles, columnista especializado en estos temas, hace alusión a informe presentado por Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas- ONU y transcribe cosas tan dramáticas y preocupantes como estas: “El mundo está incumpliendo sus compromisos de limitar los daños ambientales”; “Es tiempo de replantear nuestra relación con la naturaleza”, y lo que es más triste y lamentable, en dicho informe textualmente se concluye que “la degradación ambiental está impidiendo los progresos hacia el fin de la pobreza y el hambre”.

Entonces, así las cosas, lo que está pasando en materia de medio ambiente no es algo así como para que la sociedad, el Estado y los gobiernos, sigan tan desentendidos, como usualmente hacen, frente a este tipo de situaciones, pues, aunque muchos aún no crean, este es realmente un tema de supervivencia planetaria y, por lo tanto, de la humanidad y la vida misma y no es suficiente ni serio atender tan delicado asunto con meros anuncios políticos y demagógicas promesas electorales, como suelen tratarse estos temas en Colombia.

Esto es un problema de todos y hay en verdad que hacer algo serio y urgente.

*Abogado Especialista en Planeación de la Participación y el Desarrollo Comunitario; en Derecho Constitucional y normas penales. Magíster en gobierno.