Deshonestidad, y sicariato de la moral se constituyen en una amenaza criminal para el ejercicio democrático y los principios fundamentales de la política.

Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

La elección del nuevo Presidente para la República de Colombia exige rechazar a los sujetos turbios, mezquinos, de falsa probidad y virtud, porque son una gran amenaza para la estabilidad social y la institucionalidad colombiana.  Hoy, en todos los rincones de la patria, en cualquier circunstancia o nivel, hay políticos que mirados desde afuera posan de ser modelos de probidad y virtud, pero en su interior están contaminados por bajas pasiones que se disfrazan muy astutamente de sentimientos nobles para que un candidato, en un doble juego, pueda sentirse bueno y digno de ser querido y respetado y, a la par, llevar a cabo sórdidos propósitos para asesinar la moral de sus adversarios y, destruir la democracia y la libertad del pueblo colombiano.

Todos los días la gente efectúa actos “viciados”, acciones que teniendo como propósito aparente loable, persiguen en verdad obtener propósitos reprochables, indignos e inmorales.  Esto fluctúa desde lo más pequeño e insignificante hasta los actos de los gobiernos y organizaciones muy conocidas a quien todos respetan.  El humanitarismo en la política suele ser algo muy noble, pero las más de las veces se emplea, lamentablemente, como un muy buen camuflaje para ocultar acciones de muy diferente índole, estrategia que puede ser muy nociva para engañar al pueblo en aras de llegar al poder.

Es menester reconocer que el verdadero móvil de estos mecanismos perversos sigue siendo la ocultación o el disimulo, pero de forma tan sofisticada como para que no parezca tal, ni siquiera a los ojos del deshonesto, quien, sin percatarse, suele ser un maestro en el manejo de la hipocresía, la mentira, la calumnia y el fingimiento.  El autoengaño redunda siempre en alguna clase de fraude al pueblo que, actuando de buena fe, supone que aquello que el perverso candidato a la presidencia de Colombia lo que muestra es verídico, por lo que constituye, de todas formas, un acto inmoral y criminal, donde el infractor atraerá de algún modo cierta clase de reacción correctiva de la Naturaleza humana, constituyéndose ésta en castigo implacable de su falta.

Recordemos que aquello que suele llamarse “el pecado de la mentira y el engaño” representa un quebrantamiento del ordenamiento universal y que la Naturaleza, buscando reestablecer el equilibrio, quita al mentiroso y traidor algo que éste aprecia, de importancia equivalente o mayor al beneficio ilícito obtenido.  Es posible comprobar este mecanismo mediante el análisis de las fluctuaciones de los acontecimientos políticos positivos o negativos en la vida de un individuo con aspiraciones de llegar al poder, al establecer una reacción de causa y efecto, entre su actuar poco honesto y sucesos funestos o no deseados, siendo posible así determinar en líneas generales la verdadera génesis de los problemas que sufre en su vida, debidos en realidad a violaciones a la verdad, la moral, la ética y que la naturaleza nunca perdona.

Resulta horroroso, penoso, degradante y asqueroso, el comprobar también cómo en la clase política existan delincuentes que no solo son deshonestos a sabiendas, sino también crueles, bandidos, corruptos y criminales de la dignidad humana, pero de tal manera engañosos y astutos que logran mantenerse muy bien escondidos, sin que la justicia pueda descubrirlos y comprobarles nada incorrecto.  Lo irónico del caso es que estos personajes, verdaderos “sepulcros blanqueados”, pasan muchas veces por honestos y destacados políticos con el apodo de “honorables padres de la patria”, sin que nadie se percate de su verdadera condición de antisociales.

De este modo, el que no es descubierto sigue siendo honrado a los ojos de la sociedad e inalcanzable a la ley humana, pero no así a la justicia cósmica.   “El que la hace la paga”, no es solamente la ley del Talión, es la expresión de aquella ley suprema mediante cuya aplicación la homeostasis de la Naturaleza busca recuperar el equilibrio vulnerado.  Si no advertimos estas sanciones, es porque los designios del destino son inescrutables para nuestros ojos.

En conclusión: lo más seguro es que, en la política, el violador de la ley cósmica no establezca relación entre los acontecimientos presentes de su vida y los desacatos cometidos en el pasado, pero tengamos por cierto que es absolutamente imposible de acuerdo a la mecánica superior de la Naturaleza, que el sicariato de la palabra quede sin castigo.  Tarde o temprano, el transgresor recibirá lo que merece, en forma y cantidad equivalente, al margen de la ley humana.  Si un inocente es condenado por la justicia del hombre, será premiado de alguna forma por la ley divina y sus jueces serán debidamente sancionados, en especial si hubiere existido de por medio deshonestidad o negligencia.

¡Colombia Toda, debe acudir a las urnas el próximo 19 de junio del 2022, para votar por un hombre y una mujer honestos, trabajadores, honrados, veraces, humanos, inteligentes y comprometidos con la democracia, la libertad, la justicia, la verdad y la paz!

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                                     Medellín, junio 16 de 2022