Pedro Juan González Carvajal
Pasaron, por fin, las elecciones en los Estados Unidos de Norte América con un resultado contundente aceptado por todos, donde el triunfador, el presidente número 47, tiene en su mano un “póker de ases” ya que ganó en el Colegio Electoral, ganó el Voto Popular, consiguió la mayoría en el Senado y la Cámara y 6 de los 9 miembros de la Corte Suprema de Justicia fueron recomendados por él en su momento.
Esta situación le permite tener un gobierno de “alta gobernabilidad” que como una aplanadora podría sacar adelante cualquiera de sus iniciativas, en el entendido que una cosa es lo que se promete en campaña y otra la que verdaderamente es posible realizar ya en el ejercicio del mandato.
Este gobierno será juzgado por la historia como un gobierno de múltiples realizaciones o como un gobierno de muchas frustraciones y omisiones.
Unir un país polarizado, no es fácil, y esta debería ser la tarea principal del nuevo mandatario. En esto, los medios de comunicación tienen una enorme responsabilidad.
Las campañas mostraron su lado flaco, y como en el caso de cualquier país tercermundista los términos de “delincuente”, “loco”, “loca”, comunista”, “fascista”, “mentiroso”, entre otros tantos, fueron acuñados a través de los diferentes medios y canales de comunicación empleados, evidenciando que “el todo vale” también se aplica en aquellos que se autoproclaman como los mejores y los defensores mundiales de la Democracia.
Es de anotar que mientras el candidato Trump tuvo 8 años de campaña, la candidata Harris tuvo un poco más de 3 meses.
El anuncio del entonces candidato Trump de que si perdía las elecciones era por que se las habían robado, no deja de tener cierto aire apasionado y folclórico, que afortunadamente no sucedió, pues quien sabe cómo hubiera sido la reacción de sus seguidores y de él mismo. Recordemos los acontecimientos nefastos de Enero 6 de 2021.
El Presidente electo es a su vez un delincuente convicto que espera sentencia de una corte de New York por el caso de pago de dinero a cambio de silencio, a no ser que sea pospuesta hasta que termine su nuevo mandato, lo cual podría permitir una figura de indulto por su sucesor.
La candidata Harris fue calificada por muchos como “izquierdosa”, lo cual refleja la ligereza, la ignorancia o la desinformación de muchos ciudadanos o el apasionamiento que las condiciones anteriores genera.
¿Les parecen muy “izquierdosos” los ex Presidentes Kennedy, Carter, Clinton, Obama o Biden?
Amor o desamor no quita conocimiento.
Sin embargo, en el fragor electoral por el primer cargo público del planeta, se fraguan muchas pasiones y sobre todo muchos intereses.
El presidente tiene la potestad de firmar las legislaciones para convertirlas en ley o para vetar las leyes promulgadas por el Congreso, a pesar de que el Congreso puede invalidar un veto con dos tercios del voto en ambas Cámaras. La Rama Ejecutiva conduce la diplomacia con otras naciones y el presidente tiene el poder de negociar y firmar tratados, los cuales ratifica el Senado. El presidente puede emitir órdenes ejecutivas, las cuales dirigen a los oficiales ejecutivos o clarifican y avanzan las leyes existentes. El presidente también tiene la potestad de extender perdones y clemencias para crímenes federales.
Con estos poderes vienen varias responsabilidades, entre ellas un requerimiento constitucional de “periódicamente […] proporcionar al Congreso informes sobre el estado de la Unión, recomendando a su consideración las medidas que estime necesarias y oportunas”. A pesar de que el presidente puede cumplir con este requerimiento de cualquier manera que él o ella decida, tradicionalmente los presidentes han presentado un discurso sobre el Estado de la Unión cada enero (excepto en los años inaugurales) frente una sesión conjunta del Congreso para delinear su agenda para el año siguiente.
Durante su mandato, un Presidente de los Estados Unidos puede emitir Órdenes Ejecutivas. Es muy posible, tal como lo hacen casi todos los Presidentes, que una vez posesionado y ya en la Sala Oval, el Presidente Trump firme sus primeras Órdenes Ejecutivas revocando algunas de las emitidas por su antecesor, tal como lo han hecho recientemente el mismo Trump y Biden, evidenciando que por más maduros que sean políticamente, allá también “Cada Alcalde manda en su año”.
La Democracia está soportada en Partidos Políticos fuertes y en la capacidad de que las leyes se apliquen para todos por igual.
Por fortuna, el Presidente electo no tendrá el distractor de una posible reelección, ya que este será su segundo mandato y se podrá dedicar a gobernar.
Mucha suerte al nuevo Presidente y que la mesura, la prudencia, la buena voluntad y su anunciada defensa de la Democracia y sus principios de libertad, igualdad, equidad, bienestar, justicia y paz sean los faros que iluminen su camino, por el bien de los estadounidenses y de la humanidad.