De cara al porvenir – Las nuevas partituras

0
47

TÍTULO: 

Pedro Juan González Carvajal

En un mundo hiper especializado, donde se reivindica la necesidad no solamente de reconocer el nivel de especialización y de focalización al cual hemos llegado sino y por sobre todo el poder interactuar con otras disciplinas en el plano de la multidisciplinariedad y de la transdisciplinariedad, es conveniente darse cuenta de la necesidad de que las distintas disciplinas puedan compartir métodos y protocolos para poder comunicarse y generar soluciones conjuntas.

Veamos un simple ejemplo: Si usted quiere pertenecer a una orquesta sinfónica de calidad, usted debe ser un virtuoso del instrumento en particular, de modo que le pueda sacar el mejor provecho a esa herramienta musical.

Sin embargo, previo a la idoneidad particular, usted debe también y por, sobre todo, saber leer la partitura, de modo que pueda aportar con su instrumento bien tocado, el tono y el sonido requerido en el momento apropiado. De nada sirve que usted trate de sobresalir por su lado pues entonces su participación afectará el producto colectivo, el producto final que es la melodía, o dicho en palabras más técnicas, la generación de sinergias armónicas.

Hoy el papel de las Universidades está en cuestionamiento: ¿Será que se deben dedicar a producir conocimiento? Ante competencias directas como las grandes empresas del sector privado, esta sería una apuesta perdedora, sobre todo por el ritmo al cual están acostumbradas a trabajar. Sugeriría que se dedicaran, primero, a reivindicar el papel del hombre, del humano, de la humanidad y del humanismo, con respecto al papel a desempeñar en este momento histórico por el hombre, ahora que se habla de competidores directos en lo concerniente a la llamada Inteligencia Artificial -IA-.

Recuperar el sentido del hombre, su papel y las características particulares que lo distinguen de los otros seres que habitan el planeta, es decir, impulsar un nuevo “RENACIMIENTO”, apoyadas obviamente por las nuevas herramientas con que hoy se cuenta.

También deberían dedicarse a reflexionar y con un sentido crítico amplio, es decir constructivo y propositivo, buscarle alternativas a los relatos actuales que ya son anacrónicos y están en vías de desaparición.

La construcción de “Protocolos”, de “Métodos”, de “Esperantos” o de “Partituras” para que las diferentes disciplinas puedan coexistir de manera colaborativa, sería un aporte invaluable en el momento actual.

La construcción de verdaderos marcos de conceptualización objetivos, serios, apartados de los egos y los egoísmos, que sean diagnósticos verificables pero a su vez propositivos y prospectivos, es un elemento primordial para el trabajo conjunto entre las diferentes disciplinas, lo cual les permitirá conocer aún más del objeto bajo estudio.

Finalmente, recuperar el sentido de lo ético en el desenvolvimiento de lo humano, de modo que seamos capaces de recuperar el tiempo perdido y sean el respeto y la tolerancia los principios que rijan nuestra existencia.

Hoy se confunden de manera permanente conceptos como el de inteligencia y el de habilidades.

La computación y su reciente evolución alrededor de la Inteligencia Artificial multiplican la capacidad de cálculo y de establecimiento de relaciones entre datos.

Sin embargo, es el criterio, el razonamiento ético y moral quienes respaldan la toma de decisiones, asunto donde el humano seguirá interviniendo.

La noción de tiempo, la simultaneidad convertida en un “ahora permanente y continuo” exigirá nuevas competencias y nuevas formas de interacción entre los humanos y los distintos tipos de recursos disponibles para poder funcionar y poder sobrevivir en medio de realidades ciertas o falsar que puedan hacer parte del mundo de la información y de los datos.

Claro que la Inteligencia Artificial abre nuevas posibilidades de universos en casi todos los aspectos conocidos y por conocer.

Sin embargo, recordemos que los especialistas del cerebro sostienen que en promedio los humanos solamente utilizamos un 5% aproximadamente de su real capacidad, lo cual nos impone un reto, pues quiérase que no el cerebro humano es el modelo a seguir por parte de los diseñadores actuales de la IA.

En los albores de su espectacular desarrollo y crecimiento, la IA debería ser vista no como un competidor, más sí como un complemento a los esfuerzos humanos en la búsqueda del bienestar general.