Por: Balmore González Mira

El título de este escrito no es ni más ni menos que la preocupación que debemos tener todos los antioqueños y gran porción de los colombianos en materia de seguridad y otros aspectos de la vida cotidiana regional y nacional. He estado pensando y como ya lo escribí recientemente, que el Occidente es la rotonda del desarrollo de Antioquia y de buena parte de Colombia y algunos aseguran que de América. Por Occidente pasa la vía más importante que tendrá el país para comunicarse con el mundo, a través de los puertos de Urabá y para llegar al centro y suroccidente de Colombia, y desde esta latitud hasta conectarse con la vía costanera que desde Urabá nos lleva hasta el puerto de Barranquilla y a la Guajira misma. Quienes nacimos en tierras occidentales y hemos visto el devenir de nuestra región y de alguna forma hemos contribuido a su desarrollo, unas veces desordenado de esta subregión, podemos ver con mucha preocupación como son varios los aspectos que hacen que el rezago de algunos de sus pueblos y la cercanía de otros con la capital del departamento, contribuyen a que la inseguridad se apodere de algunas localidades y aleje de ellas la inversión que se requiere en estos tiempos duros de recesión. La falta de vías de acceso a algunas cabeceras municipales y la mala o inexistente conectividad con sus áreas rurales hacen que  se desincentive la producción agropecuaria y que nuestros campesinos todos los días busquen otras alternativas para la subsistencia. La educación rural sigue de muy poca calidad y no hay nuevas opciones para los jóvenes, que no sean irse a las ciudades capitales. Las fuentes de empleo con la poca inversión foránea resulta casi inexistente y la informalidad crece de manera asombrosa en cada una de las localidades, al mismo ritmo del desempleo de bachilleres y desescolarizados. En materia de salud, por fortuna existen las EPS y algunas ARS que sostienen el sistema. La construcción sigue siendo uno de los sectores que más empleo genera y al lado de la minería en varios de sus municipios ponen una dinámica económica interesante, pero esta última a veces preocupa a las autoridades por el desorden en la forma como son gastados estos recursos y la afloración de otros fenómenos sociales que dan al traste con lo que pudiera ser un crecimiento económico que llegara a fomentar calidad de vida y satisfacción de necesidades básicas en espera.

Los servicios ecosistémicos, la riqueza hídrica y la posibilidad turística de varios de nuestros pueblos, unidos al de los sectores agropecuarios, étnicos y religiosos podrían ser una posibilidad, si como región se pensara en la diversificación de servicios de todo tipo en una cadena con eslabones diferentes en cada localidad que le permita al visitante, nacional y extranjero, disfrutar de las maravillas de nuestras tierras, paisajes y riquezas culturales y gastronómicas para que haya dinámicas económicas y fuentes de empleo por toda nuestra geografía; sin abandonar nuestra vocación de campesinos agricultores, incentivando el buen café, el cacao, los frutales, el aguacate y los productos pan coger , con valores agregados para el turista, que podría encontrar de todo, desde estos productos, hasta una buena mesa con las industrias porcícolas, piscícolas, avícolas y hasta bufalina que se ofertan con buenos platos para el deleite del visitante.

Para ello hay que pensar en aprovechar bien el frigorífico regional y de otro lado urge la consolidación de un sistema para el tratamiento de los residuos que ya son un problema en la región y que debe tener una solución pensada de manera colectiva y no individual. Por todo esto y mucho más, es urgente cuidar al Occidente y consentirlo,  entre todos, porque inexorablemente por él tendremos que transitar permanentemente, bien para vivir, bien para pasear o bien para ir de un lugar a otro con su paso obligado y necesario a las diferentes regiones de Colombia. Sino que lo digan nuestros apreciados amigos del suroeste, que con sus dificultades viales, han encontrado en la vía Bolombolo – Santafe de Antioquia, la salvación a su encierro carreteable, durante este crudo invierno.

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