Por: CR ® HORACIO LEMA GALIANO

En los 6.000 años de historia, la humanidad solo tuvo 35 años de paz, siempre los hombres se preparaban para la guerra siguiente. Investigaciones realizadas por varios centros de investigación tales como: el Instituto de Investigación para la paz en Oslo Noruega creado en 1959 y el Instituto de investigación de la paz en Bruselas Bélgica, así lo confirman. Más de 8.000 tratados de paz se han firmado en el transcurso de los últimos 35 siglos. Imaginemos el espurio tratado de paz impulsado por Santos en un país muy lejano llamado Colombia, entre carteles de traquetos, violadores, secuestradores y demás entes del oscurantismo, que solo duró unos pocos meses, por su falta de identidad y participación de la otra parte infaltable llámese (victimas) como finalmente ocurrió.

Hasta el siglo XVIII, la creencia en la exactitud del relato bíblico y de su cronología era general para todos los intelectuales europeos; científicos de la talla de Isaac Newton creía que la fecha de la creación podía establecerse a partir del estudio de la biblia. Por medio de su evangelio, Jesucristo nos proporciona una paz interior que sobrepasa la paz que ofrece el mundo, por eso nos enseñó “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”. Solo este detalle pasó por alto aduladores como Santos y ahora el señor Petro. Ellos no han entendido que, la paz es lograr un estado de bienestar, tranquilidad, estabilidad, seguridad y reparación para las víctimas, lo cual no se logra con personas que tienen un daño psíquico, es decir, presentan deterioro, disfunción o trastorno que afecta sus esferas afectivas y les impide distinguir entre lo que es el bien y lo que es el mal.

Vivimos en un momento en el que todas las estadísticas del crimen organizado señalan máximos de violencia y las actividades que se relacionan con la delincuencia y la impunidad son reales y se padecen en carne propia en el diario vivir de los ciudadanos trabajadores que circulan tanto en las ciudades, como en el campo y más preocupante aun, con la participación de los mismos bandidos denominados voceros de paz que intimidan y amenazan con más rigor, aprovechando la ausencia casi total de justicia.

Para nadie es un secreto que estamos en manos de un engendro del comunismo internacional, donde el odio es su mayor fuerza para ejercer el poder contra los que llama ricos, es decir, a esas familias que vienen luchando con sus empresas y negocios durante muchos años, incluso generaciones y que con el trabajo y sacrificio abnegado han logrado salir adelante manteniendo sus economías. Hoy sigue siendo el país más pacífico Islandia y alrededor de 12 países en el mundo que gozan de una situación muy pacífica y están totalmente fuera de la órbita maligna del comunismo internacional y fuera del alcance de sus dictadores y no negocian las instituciones con criminales, Son ellos: Nueva Zelanda, Portugal, Austria, Dinamarca, República Checa, Eslovenia, Canadá, Suiza, Irlanda, Japón y Australia, todos gozan de libertad y democracia.

De acuerdo al informe de analistas internacionales se encontró que el impacto económico de la violencia en la economía mundial fue de 14.3 billones de dólares en términos de paridad de poder adquisitivo, equivalente al 12.6% del PIB mundial y los populistas dictadorzuelos ya están listos para echarle la culpa de la destrucción de la economía de sus países por ineptos a la supuesta recesión mundial.

La paz total de Petro puede ser un sofisma de distracción para el lanzamiento de una constituyente, que sería supremamente nefasta para  los valores democráticos del país, esa revoltura de bandidos de todas las calañas sentados en una mesa de negociación que solo la sostiene el demonio con sus patas y cuernos, donde solo se negocia con una de las  empresa más poderosas de nuestro país y del continente, ya que tienen en sus inventarios algo más de 200 mil hectáreas de sembrados de cocaína que con su venta se calcula un impacto del 2% del PIB nacional, lo que equivale a $ 19.5 billones. La cocaína y los traquetos son la maldición que ha marcado a Colombia por varias décadas.

Por favor señor presidente no más engaños dediquémonos a producir, innovar para sacar el país adelante y llevarlo a una verdadera paz donde los bandidos estén en las cárceles buscando su resocialización y los vagos trabajando. Recuperemos la eficacia de nuestra Fuerza Pública que a mediano plazo la va a necesitar y concentrémonos en las áreas de producción para fortalecerlas y aumentar el empleo, para recuperar la esperanza de los ciudadanos, paremos la carestía de los productos de primera necesidad y defendamos el valor del peso no permita que todos los días nos parezcamos más a Venezuela, Cuba y Argentina principalmente.

CR ® HORACIO LEMA GALIANO