Por: Jairo Alexander Osorio Saraz – Ing. Agrícola PhD – Pos PhD

El momento que estamos viviendo con la pandemia del Covid 19, nos ha traído grandes enseñanzas y nos ha mostrado la realidad de nuestro sector rural y los retos que tenemos.

Se tenía que presentar este momento de crisis y de incertidumbre, para preocuparnos si en el país se podía presentar un desabastecimiento de nuestra canasta familiar, y poder mirar a nuestra población rural y a quienes trabajan en el campo día a día, como unos verdaderos héroes, ya que sin ellos no habría alimentos para nadie.

Otro aspecto importante dentro de muchos, que nos ha mostrado esta crisis es que algunos Departamentos no logran suplir la demanda interna de los alimentos que consumen cuando se compara con lo que se produce, y hace necesario abastecerse de otras regiones o importar productos, como lo es en el caso del Departamento de Antioquia que con todo el potencial agrícola y pecuario que tiene la región, solo se produce el 65% de los alimentos que requerimos, mientras que el 35% es traído de otras regiones del país e importado.

El problema de desabastecimiento de las regiones y que dependan de otras, se ha debido siempre a que nuestra dinámica de desarrollo rural y de proyectos productivos se basa en oferta y no en la demanda, y no se tienen políticas claras de soberanía y seguridad alimentaria. Además, el uso que se le ha dado a los suelos en la mayor parte del territorio no obedecen al potencial de la oferta ambiental y ecosistémica que tienen esas zonas determinadas, por lo cual los cultivos o cualquier proyecto productivo no alcanzan su máximo rendimiento, es decir sembramos donde no se debería sembrar, dando un uso inadecuado al suelo.

Muestra de lo anterior es que Colombia tiene un potencial de uso del suelo en producción agropecuaria de más de 40 millones de hectáreas, de las cuales hoy aproximadamente 32 millones son dedicadas a ganadería, y el resto de hectáreas en uso agrícola, mostrando su sobreutilización o subutilización, principalmente en las actividades ganaderas.

En ese sentido es necesario que el país tenga en todo su territorio un ordenamiento productivo de sus suelos definiendo sus potencialidades, aunque se han adelantado en algunos Departamentos del país estudios relativos a estos aspectos como en el Cesar y Tolima, apoyados principalmente por la UPRA, pero aún falta un largo camino por recorrer.

El primer Departamento que adelanto un Plan de Ordenamiento Territorial Agropecuario POTA, abarcando todo su territorio en sus 125 municipios fue Antioquia, en donde hoy se cuenta con una herramienta de planeación que da a conocer en esas cerca de 3.300.000 hectáreas disponibles para desarrollar actividades agropecuarias, cuales son los cultivos o actividades pecuarias y forestales que mejor se pueden desarrollar.

El POTA, deberá ser entonces tarde que temprano un instrumento de planeación que debe ser realizado en todo el territorio Nacional, para que todos los Departamentos del país sepan que sembrar y donde sembrar, y orienten sus proyectos productivos enfocados en la demanda y no en la oferta, y de esta manera se dará un paso importante en el tema de autosostenibilidad productiva de alimentos, y con seguridad se reducirán las importaciones de productos agrícolas que se dan en el país.