Por: Nicolás Pérez – Senador de la República

 Esta semana se posesionó Joe Biden como el 46º Presidente de Estados Unidos, un político demócrata con más de 47 años de experiencia que, de paso, conoce bastante bien a Colombia y con el cual debemos trabajar de la mano para fortalecer aún más los lazos con nuestro principal aliado político, económico y militar.

Porque seamos claros: la relación con la unión americana es clave para nosotros. Por ejemplo, de los cerca de 4.7 millones de colombianos que están en el exterior, el 34.7% viven en la unión americana, siendo este el País donde más se concentran. Además, de esa Nación provienen el 49% de las remesas que llegan a Colombia con montos que en 2019 representaron más de US$2.421 millones.

Asimismo, Estados Unidos es, por un lado, el principal inversor en el País, dado que para 2019 el monto de la inversión extranjera directa proveniente de la unión americana ascendió a US$2.611 millones, el 18.2% del total. Por otro lado, es de lejos el más importante destino de las exportaciones colombianas, las cuales en ese mismo año llegaron a $37.7 billones, el 29.1% de la totalidad de los envíos.

De igual manera, el 22% de los turistas extranjeros que llegan a Colombia son del País del norte y el 32% de los colombianos que viajan al exterior tienen como destino dicha Nación. En otras palabras, Estados Unidos es el socio comercial más importante que tenemos.

A lo anterior, también hay que adicionar el hecho que Washington le entrega anualmente a Bogotá más de US$450 millones por concepto de cooperación internacional, los cuales no solamente se destinan a gasto militar, sino también a un paquete de medidas de índole social como la reducción de la pobreza y la inversión en las zonas con mayores dificultades del País.

Por eso, es vital que Colombia preserve la sólida relación bipartidista que ha logrado construir a lo largo de los años. En efecto, sin importar si en la Casa Blanca hay un Presidente demócrata o republicano, la agenda que ha impulsado nuestro País con las distintas administraciones y, sobre todo, en el Congreso ha superado las diferencias ideológicas de ambos partidos, con lo cual se han protegido los intereses nacionales.

Para no ir muy lejos, en estos últimos 20 años de vigencia del Plan Colombia los Gobiernos Pastrana-Uribe-Santos-Duque han logrado mantener un diálogo constante con las administraciones Clinton-Bush-Obama-Trump, sin importar las agendas programáticas que cada uno de estos desplegó a nivel local.

De hecho, romper con ese equilibrio y convertir al País en una causa republicana o demócrata es quizás el peor error que cualquier mandatario podría cometer en materia de política exterior, dado que las relaciones comerciales y la cooperación internacional quedarían sujetas al querer del partido que controle el Capitolio.

Ahora bien, en estos últimos meses algunos sectores han querido debilitar la comunicación entre Biden y Duque alegando que este último buscó intervenir en las elecciones para ayudar a la reelección de Donald Trump. Esta teoría, completamente infundada, no es más que un chisme de pasillo que ha sido desmentido por el Embajador de Estados Unidos en Colombia, quien aseguró que “las relaciones entre los dos países son muy buenas y van a seguir siendo buenas bajo el Presidente Biden”.

Lo cierto, es que así como a Colombia le fue bien con la administración Trump, todas las condiciones están dadas para que tenga éxito con el Gobierno Biden. El ahora Presidente, recordemos, fue un actor clave desde el Senado para la aprobación del Plan Colombia y como Vicepresidente trabajó tanto con Uribe como con Santos para fortalecer las relaciones entre ambos países.

En otras palabras, Biden conoce perfectamente a Colombia. Los problemas y desafíos que afrontamos no le son ajenos, lo cual facilitará el entendimiento con el Palacio de Nariño. Ahora, lo importante es que ambos Gobiernos acuerden una hoja de ruta concertada con los demócratas y los republicanos que permita potenciar el ya exitoso flujo comercial y fortalezca la posición del más importante aliado del Tío Sam en Sudamérica.