Por: Nicolás Pérez
Senador de la República
Querida Colombia
Sé que el comienzo de este siglo no fue nada fácil. Para 2001 tenías dos terceras partes de tu territorio bajo el control de la guerrilla y los paramilitares.
Recorrer tus carreteras era prácticamente inviable. Las pescas milagrosas, los más de 3.500 secuestros, los 2.800 homicidios anuales y el hecho que más de 300 alcaldes no se podían acercar a sus municipios, eran factores que hacían imposible disfrutar tu hermosa geografía. En estas circunstancias, era muy difícil que tus finanzas crecieran.
El desempleo rondaba el 15 %, el crecimiento económico sólo llegaba al 2.1 %, la inversión extranjera directa ascendía a escasos US$ 2.100 millones, el 53 % de tus habitantes estaban en la pobreza, solo el 30 % de ellos tenían acceso a la salud y las 144 mil hectáreas sembradas de coca fungían como el combustible para promover la violencia.
Sin embargo, cuando todo parecía perdido y los analistas te veían como un Estado fallido, en 2002 Álvaro Uribe Vélez fue llamado por el pueblo a ocupar tu Presidencia. Con aciertos y errores, durante ocho años, el cambio se sintió. Las Fuerzas Militares liberaron tu territorio del terrorismo, al mismo tiempo que se desmovilizaron 35 mil paramilitares y 15 mil guerrilleros.
La reducción a 282 secuestros anuales y la disminución en un 46 % de los homicidios le permitieron a tus hijos comenzar a vivir tu majestuosidad sin miedo. Se acabaron las pescas milagrosas y las hectáreas de coca cayeron a 42 mil.
Estos cambios permitieron que tu economía creciera al 7.5 % en 2007, algo que no lograbas desde hacía 30 años, y aumentar la inversión extranjera a US$ 5.013 millones. Pero los buenos resultados no quedaron allí. La cobertura en salud superó el 90 %, 1.7 millones de personas abandonaron la pobreza y el desempleo bajó al 11 %.
Tus hermanos de la región te comenzaron a ver con otros ojos y el optimismo de tus habitantes superó el 73 %. Volvimos a sentir el orgullo de ser colombianos. Han sido de lejos tus mejores años…
No obstante, ahora, por esas cosas inexplicables de la vida, el líder que rescató tu grandeza tiene que afrontar la infamia. Los que tanto te dañaron, ahora buscan venganza.
La batalla por tu libertad no ha sido fácil. Extraditar a los 14 principales jefes paramilitares y doblegar al secretariado de la guerrilla traería con el tiempo consecuencias para él.
Pero tranquila. Nosotros, tus hijos, lo rodearemos. No permitiremos que con un burdo montaje se cometa una injusticia contra el hombre que nos devolvió la esperanza de un mejor mañana.
‘La vida de los hombres no se puede manchar por presunciones que no reposan en el conocimiento de la verdad’.