Por Iván de J. Guzmán López

En el municipio de San Luis, en nuestro querido departamento de Antioquia, el Alto Comisionado para la Paz, Juan Camilo Restrepo Gómez, expresó: “Un territorio libre de sospecha de Minas Antipersonal, es un territorio próspero, es un territorio legal, es un territorio incluyente”. Sin duda alguna, esta convicción personal y esta política de gobierno están plenamente refrendados, con hechos: 

El pasado viernes 22 de julio de 2022, en el coliseo del municipio de San Luis, según BLU Radio (entre muchos otros medios antioqueños y nacionales que acompañaron el evento y lo informaron al mundo), la oficina del Alto Comisionado para la Paz entregó catorce nuevos municipios libres de sospecha de minas antipersonal. Uno de ellos, San Luis, sumando así un total de 200 localidades sin estos artefactos explosivos, gracias a las labores de desminado humanitario. Henry Suárez, alcalde de San Luis, opinó sobre la declaratoria al mundo: “Significa que tenemos unos territorios más seguros, donde vamos a llegar con proyectos productivos, donde vamos a brindar mayor seguridad al turista, podemos llegar a las regiones con diferentes proyectos y alternativas de trabajo”. Y agregó: “Lo que pretendemos es que estos sectores que se han limpiado de minas antipersonas vuelvan a ser despensas agrícolas del Oriente, como otrora fue toda esta región”.

La declaratoria es una bandera que queda muy en alto, en el trabajo por la paz que ha liderado el Alto comisionado, con múltiples laureles y reconocimientos en el mundo. Fue precisamente desde el otrora golpeado municipio de San Luis, mártir de los agentes de la violencia, tanto o más que Apartadó o Granada, en Antioquia, donde el alto comisionado para la paz, Juan Camilo Restrepo Gómez, dio la feliz noticia: entrega el 79% del territorio nacional, descontaminado. “De 1.122 municipios, 405 no tienen reporte de afectación y 484 están libres de minas: 185 por cualificación de información y 299 por operaciones de desminado humanitario; 99 se encuentran en operaciones de desminado humanitario y cinco están priorizados para ser asignados a operaciones”.

La Oficina del Alto comisionado, cuenta en sus registros que todo el trabajo de desminado permitió que se entregaran 527.000 metros cuadrados de área libre de sospecha de minas en Alejandría y San Luis, y en ambos municipios se logró desactivar 68 de estos artefactos que aún estaban activos en esas zonas de Antioquia, departamento en el que las minas antipersonal han dejado una cifra dolorosa para decenas de familias y para la sociedad colombiana: 2.638 víctimas desde 1990.

El alcalde de San Juan de Urabá, Osvaldo Angulo, presente en el encuentro, señaló que su pueblo pasó de exportar 13.000 cajas de alimentos a 36.000, gracias a las operaciones de desminado. Y así podríamos leer la alegría y el optimismo exteriorizados por muchas autoridades regionales, nacionales e internacionales ante esta noticia, que nos llena de optimismo y nos convierte, definitivamente, en referente mundial de la lucha contra las terribles minas antipersonal, muestras sin alma de lo más degradado de un conflicto, sea local o internacional.

Ante tan deslumbrantes resultados que a esta fecha presenta el doctor Juan Camilo Restrepo Gómez, como Alto Comisionado para la Paz, en Colombia, pensando en los contradictores de este gobierno, la mayoría víctimas de enfermedades dolorosas y tristes, llamadas  dogmatismo, odio, venganza y pobreza, me acorde de una bella y aleccionadora anécdota:

Dice la historia que Franz Liszt (compositor austro-húngaro, romántico, ​virtuoso pianista, director de orquesta y profesor de piano), compuso una misa. Cuando ésta se estrenó, uno de los alumnos de Liszt, expresó emocionado:

“Estoy convencido de que si el diablo oyera esta música, se convertiría”.