Por: Balmore González Mira

Por estos días que está en boga el tema de la autonomía y sobre todo de la Antioquia Federal y la Antioquia independiente, hemos visto propuestas de todo tipo, que van desde crear un nuevo departamento hasta que nuestro departamento logre la independencia de Colombia. Algunos otros hablan de defender a Antioquia y su autonomía. Debemos recordar que cuando hablamos de Colombia autónoma o autonómica, jamás se habla de independentismo y que cuando hablamos de Antioquia Federal, la interpretación correcta es que sigamos siendo colombianos como lo sentimos con orgullo, pero con toda la posibilidad de tener departamentos o estados federados en materia presupuestal y administrativa.
La descentralización en el estado colombiano la hemos mirado como una quimera pues ha sido muy normal que a las entidades territoriales se les entreguen competencias y se les recorten los presupuestos, en un juego perverso de responsabilidades imposibles de cumplir; unido a ellos hemos visto diariamente los procesos de recentralización que hacen que todos los días los pequeños “distritos” o territorios administrativos sean más inviables y el estado central crezca como un monstruo de mil cabezas, incapaz de gobernar y gobernarse. Decimos también, que en el caso de Antioquia, el poder está concentrado en La Alpujarra, desde donde se direccionan las políticas para todo el departamento y que por ello muchas veces se llega tarde con las respuestas, a los territorios más alejados.
En el siglo pasado, por la década de los 80,  un gobernador de Antioquia designado por decreto por el Presidente de la República, porque así lo ordenaba la ley, el conocido dirigente conservador  Álvaro Villegas Moreno, tuvo la brillante idea de crear unos Centros Administrativos de Servicios Regionales, Caser, definiendo unos polos de desarrollo por regiones que tenían cercano un vicegobernador que no generaba más burocracia, si no que era el mismo alcalde que oficiaba desde ese municipio epicentro, en lo que también podíamos denominar provincias, lo que permitía una verdadera descentralización con atención cercana en cada región. Esta iniciativa como muchas otras desapareció y no tuvo soporte o sustento legal ni voluntad política para seguir fortaleciéndose. Muchos abrigamos la esperanza de que la Constitución de 1991 la hubiese adoptado, mejorado y fortalecido para bien de la descentralización y la autonomía de las regiones. Lamentablemente no fue así.

Un ejemplo contrario de lo que sucede en la geografía administrativa del estado y los departamentos,  en materia de la centralización colombiana, se evidencia en la Corporación Autónoma Regional para el Centro de Antioquia- Corantioquia, con un evidente grado de cómo debe funcionar eficaz y eficientemente con presencia en las regiones. Corantioquia tiene 8 centros de atención descentralizados que denomina Oficinas Territoriales, cada una dotada de equipos técnicos, jurídicos y administrativos para atender a los 80 municipios dónde tiene su jurisdicción.  Llega a los territorios veredales y corregimentales más lejanos de cada municipio y si bien es cierto su personal se queda corto para atender tantos casos y eventos de todos y cada uno de los habitantes que demandan de temas ambientales, su presencia ha sido fundamental para proteger los recursos naturales. Divididos por todo el departamento, estos centros de atención u Oficinas Territoriales están ubicadas en Caucasia, Vegachí, Santa Rosa de Osos, Andes, Jericó y Santafe de Antioquia; dos más, uno en la zona Norte y otra en el Sur para cubrir las áreas rurales del área metropolitana y sus respectivos municipios del Norte y del Sur del departamento. Esta división geográfica les da total autonomía de atención y funcionamiento, siguiendo unos parámetros generales de la organización, dictados por el Consejo Directivo y la Dirección General, que les permite unificar los criterios legales para su buen funcionamiento, observando eso sí, casos especiales en cada territorio, dependiendo de sus culturas, etnias, comportamiento, planes de ordenamiento y figuras legales y administrativas excepcionales.
Con ejemplos como estos podemos pensar en una verdadera descentralización y en una Colombia Autonómica que nos permita llegar a mejores modelos de administración y sacar a nuestra patria del atraso en esta materia, que ha sido tímida en aplicar los preceptos y las herramientas constitucionales que hoy tenemos y que llevan escritas más de 30 años, sin que seamos capaces de aplicarlas.  ¡Manos a la obra!

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