Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS   

El pueblo antioqueño tiene que abrir un nuevo camino para salvar la visión de ciudad de Medellín hacia el futuro y liberarla de las cadenas de las fuerzas endógenas y exógenas que la pretenden desestabilizar y maltratar.

La institucionalidad porta la esperanza de los pueblos y lleva sobre sus hombros una multitud de misiones y compromisos importantes.  Como Colombia en el actual momento está experimentando cambios profundos y complejos, la solución de los problemas difíciles y desafíos globales y nacionales exige esfuerzo y seriedad de todos los gobernantes-líderes y transparentes, desde los pueblos y ciudades, en donde les corresponde actuar.  Los gobiernos nacional, departamental y municipal tienen que asir el tema de la paz, la seguridad, la educación, la equidad, la niñez, la juventud, los gerontes y el desarrollo integral; enarbolar la bandera de la justicia, la libertad, la verdad, la transparencia y la ética; pensar, hablar y actuar de manera coherente y justa.

El gobierno fundado en el engaño, la estratagema de la astucia, la mentira, la desconfianza y la trapisonda, es nefasto, y debemos abrir un nuevo camino para impulsar la confianza, la credibilidad, la concordia social, el progreso, la cooperación y el ganar-ganar.  Medellín debe apostarle y contribuir a la noble causa del progreso, del respeto por la diferencia en la construcción de la ciudad soñada.  Medellín ha definido sus metas de lucha para ser la ciudad modelo que hemos venido siendo: la ciudad innovadora, progresista, humanitaria, empresarial, tecnológica, científica, educada y democrática, y ha delineado un grandioso plan para el desarrollo social que le permita estar a la vanguardia de las ciudades desarrolladas del país y del mundo.

Medellín necesita de su gente de bien y viceversa.  Nuestra ciudad valora la verdad, el emprendimiento, el compromiso serio y responsable, la transparencia, el sentido de pertenencia, el trabajo en equipo, el coraje, la democracia, la honradez y la decencia.  Medellín es pujante, permanente luchadora de sus proyectos de desarrollo institucional, y lo que aún es más importante, se distingue como una gran defensora de su identidad política y cultural y asume con responsabilidad la defensa de su institucionalidad.  Medellín ha asumido su misión y visión con carácter, idoneidad, estrategia y autoridad.  Nuestra ciudad continuará promoviendo con energía la solución pacífica de sus disputas, con los gobernantes que pretendan llevarla a un estado de entropía irracional, absurda y desastrosa, pero respaldará sin vacilaciones, a los gobernantes que en cumplimiento de sus deberes la lleven al logro de objetivos de desarrollo integral del milenio.

Medellín está dispuesta a trabajar duro y en equipo con los diversos estamentos oficiales y privados, para afrontar conjuntamente el cambio estructural que nos reclama, y dar solución a otros problemas que la puedan desestabilizar, a fin de hacer contribuciones a la paz social y al progreso humano, que los ciudadanos de bien venimos construyendo.  Medellín persiste, en el 2021 en la solución política de los conflictos, mancomunar esfuerzos y fomentar el diálogo abierto, transparente y sincero, para sembrar semillas de paz y convivencia que nos permitan llegar a acuerdos para un desarrollo sostenible.

En Medellín existen muchos problemas candentes, y cuando damos solución a unos, aparecen otros.  Es imperativo resolverlos de manera razonable y con métodos civilizados y correctos, sin engaños, sin oportunismos politiqueros ni mentiras despiadadas.  Ejercer presiones politiqueras y farsantes no ayudará de manera alguna y, la intervención de fuerzas externas y alienantes solo empeorará la situación.  Por ende, la única salida a los conflictos de nuestra ciudad es la solución dialogante, controversial, argumental y política arropada en la sensatez, la lógica, el respeto por la diferencia, la verdad, la transparencia, la ética y la moral, la franqueza, la legalidad y la defensa de la institucionalidad.

Medellín debe perseverar en la meta de hacer realidad la prosperidad para todos, el bienestar conjunto y la confianza recíproca entre el pueblo y sus gobernantes.   El Estado, la Empresa, la Universidad y el Pueblo deben poner en juego sus fortalezas, principios, convicciones éticas, morales y políticas; su rol planificador y coordinador y elaborar su agenda de desarrollo institucional sostenible, centrándose en el alivio de la pobreza, la inclusión, la educación, la salud, la seguridad y el trabajo.  Medellín desea el éxito de sus gobernantes, pero rechaza con vehemencia la ingratitud de sus hijos que en ella han crecido y educado, pero que una vez ejercen el poder de gobernarla son inescrupulosos para engañarla y traicionarla, entregándola a los intereses de los politiqueros, corruptos, carroñeros, delincuentes y apátridas que pretenden volverla trizas.

¡ASÍ NO ES!

 

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS             Medellín, marzo 6 de 2021