Por: Misael Cadavid MD

Antes del movimiento de la regulación de la natalidad, el cual estuvo estrechamente ligado al movimiento feminista, las mujeres confiaban en métodos anticonceptivos caseros orales a partir de hierbas, especias e incluso metales pesados, métodos anticonceptivos de barrera caseros a partir de entrañas de animales y otros ingredientes varios para bloquear el semen, los cuales se aplicaban directamente dentro o sobre los genitales para evitar el embarazo.

Desde los tiempos más remotos una de las grandes preocupaciones de las mujeres era no quedar embarazadas. Para lograr su acometido recurrían a cualquier método sin importar sus efectos secundarios.

En todo el mundo, las civilizaciones antiguas usaban metales pesados como el mercurio, el plomo y el arsénico para evitar el embarazo. Los antiguos egipcios, asirios, griegos y chinos bebían mercurio líquido, plomo líquido o arsénico (o una combinación de estos) para evitar la concepción.

MERCURIO

En la antiguan China las mujeres tomaban aceite con mercurio, con el tiempo la acumulación del mercurio en la sangre causaba problemas en la médula o sea, insuficiencia renal y hasta daños cerebrales, pero igual repetían su consumo porque lo esencial era no quedar embarazadas.

ESTIERCOL DEL ANTIGUO EGIPTO

Este método no mata como el anterior y además parece que funcionaba, aunque no era muy higiénico. Las egipcias mezclaban excremento de cocodrilo con miel y obtenían una pasta que se la aplicaban intra-vaginalmente. El secreto es que la acidez del excremento es muy alto y muy parecido a los espermaticidas actuales y se supone que esa es la explicación científica actual de su éxito.

SILFIO

En la antigua Roma y Grecia y en el antiguo Oriente Próximo, las mujeres usaban un anticonceptivo oral llamado silfio, que era una especie de hinojo gigante. También remojaban algodón o hebras en el zumo de la planta y lo insertaban en sus vaginas para evitar el embarazo.

Las semillas de silfio se hicieron tan valiosas que se usaron como una forma de moneda e incluso llegó a ser más valiosa que la plata, por peso. La planta se extinguió en la Antigüedad tardía.

TESTÍCULOS DE COMADREJA

Las mujeres de la edad media creían en este método porque lo suponían infalible y consistía en atarse testículos de ese animal en la parte interior del muslo. Según ellas, se creaba una mágica barrera protectora que anulaba el efecto del semen, aunque se supone que funcionaba porque los hombres deben haber salido corriendo ante esta terrible escena. También se pensaba que si la mujer llevaba un hueso de comadreja atado a su cuello en el momento del coito, quedaría estéril para siempre.

TÉ DE TESTÍCULO DE CASTOR

Siguiendo con un método similar al anterior, este era comúnmente utilizado por las mujeres de Canadá en los siglos XVI y XVII. Tomaban los testículos del castor, lo secaban y trituraban, para luego introducirlos en alcohol, para beberlo como una infusión. Parece que se acostumbraba a invitar a tomar el té con amigas, pero esta mixtura era un gran somnífero y obviamente quedaban reducidas a la cama pero a roncar, eh ahí su poder anticonceptivo.

PRESERVATIVOS

Aunque no se crea, esta técnica de protección masculina, tan arraigada y utilizada en la actualidad, es sumamente antigua y la leyenda cuenta que comenzó con el Rey Minos de Creta, de quien se dice que su semen contenía escorpiones y serpientes y debía encontrar una manera de proteger a su esposa; pero la verdad es que padecía de fuertes dolores por una tremenda enfermedad venérea posiblemente gonorrea y la leyenda sólo quiere contar esta historia de una manera picaresca. Para su propósito hizo construir condones con vejigas o intestinos de animales. También los romanos usaban condones con piel de cabra y de cerdos. Se llegó también a utilizar vejigas humanas porque eran más suaves y resistentes, se las obtenía de algún cadáver o bien se mataba un esclavo.

El condón más antiguo en conservación es del siglo XVI, hecho de vejiga de cerdo, y venía con un manual de instrucciones, donde se sugería antes de usarlo introducirlo en leche tibia, para darle más suavidad y flexibilidad.

AGUA DE HERRERO

Parece que un manuscrito del siglo II, de origen griego, recomendaba beber agua de herrero para evitar tener hijos. No debía ser cualquier agua, sino la del balde donde se enfriaban las espadas recién forjadas y candentes, posiblemente el exceso de hierro, níquel, cromo, plomo y plata podrían actuar como inhibidores de la ovulación.

Esta loca idea atravesó varios años y hasta en la primera guerra mundial muchas mujeres quería trabajar en fábricas que utilizaran plomo para no quedar embarazadas en sus infidelidades por ausencia del marido.

Sin embardo es sumamente tóxico, da insuficiencia renal, convulsiones y daños cerebrales. Un caso muy parecido al primero cuando las chinas injerían mercurio sin importarles consecuencias.

ORINAR SOBRE OTRA ORINA

Método muy común en la Edad Media, luego del coito no había tiempo para charlas románticas o sexys, pues la mujer salir “volando” hacia el bosque buscando donde alguna loba haya orinado.

En caso de encontrar el charco, cosa que suena casi imposible, la dama debía orinar sobre la orina del animal, para asegurarse de no tener hijos.

USO DE “LYSOL”

Era un enjuague vaginal que se vendía para no quedar embarazada, su venta estaba prohibida en EE.UU y la publicidad salía en lugares casi invisibles y argumentaban que ayudaba a las mujeres a mantener su higiene intima, en caso de “negligencia” personal.

Lo cierto es que causaba inflamación y quemaduras cutáneas, llegando en 1911 a envenenar vía piel a 193 mujeres y matar a otras 5.

USO DE UNA ESPONJA ÁCIDA

Antiguamente se aconseja a las mujeres utilizar una esponja remojada en vinagre o limón durante las relaciones sexuales. Se lo debía colocar en su parte íntima y que debido a su alta acidez tendría una gran efectividad en el control de la natalidad. Se dice que el famoso mujeriego Cassanova les colocaba a todas sus mujeres cáscaras de limón para evitar la responsabilidad futura del mantenimiento de un hijo.

En el año 1880, se inventó el primer dispositivo intrauterino para la regulación de la natalidad.

En las siguientes décadas, comenzaron a surgir muchos otros métodos anticonceptivos, como esponjas, capuchones cervicales y preservativos (no los hechos con intestinos de animales).

Las primeras pastillas de anticonceptivos orales se desarrollaron en la década de 1950 y estuvieron disponibles al público en los Estados Unidos en el año 1960.

Gracias a la medicina moderna, los métodos anticonceptivos están regulados y probados para establecer su eficacia y seguridad. Hemos recorrido un largo camino desde el estiércol de cocodrilo y ahora las mujeres y los hombres pueden elegir entre una amplia variedad de métodos anticonceptivos.

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