POR: FABIO ESTEBAN BARRERA MARTÍNEZ
Los resultados de este gobierno dejan ver un panorama preocupante en casi todos los frentes. La violencia y corrupción merodean por doquier. La economía atraviesa una crisis profunda, agravada por un desmedido gasto público que ha generado un hueco fiscal, pese al aumento de los impuestos y el precio de los combustibles.
El sistema de salud no muestra señales de mejoría, por el contrario, se encuentra en estado crítico, con graves afectaciones en su funcionamiento y en la atención a los ciudadanos.
En materia de infraestructura, las inversiones en obras son mínimas, especialmente en las grandes ciudades. Este estancamiento parece responder a las diferencias políticas del presidente con varios alcaldes y en algunos casos con los Gobernadores.
El Deporte ha sufrido una notable reducción en la inversión, mientras los programas de vivienda se han frenado considerablemente. A esto se suma la critica situación de Ecopetrol, que enfrenta una gestión deficiente, contratos controvertidos y una preocupante reducción en las exploraciones petroleras y de gas, además de la prohibición del fracking.
El fomento a la creación empresarial y a la innovación brilla por su ausencia, lo que evidencia un gobierno sin rumbo claro en materia productiva.
Pese a ello, algunos aliados del gobierno “sacan pecho”, argumentando que la economía está bien, gracias al bajo valor del dólar. Sin embargo, este fenómeno no se debe a una buena gestión gubernamental, sino a factores externos como:
- Minería Ilegal: El oro alcanza una cotización cercana a los US$ 3.400 por onza, cuando años atrás se situaba apenas en US$ 1.000.
- Remesas: Superan los US$ 13.500 Millones, un salvavidas financiero que no depende del gobierno.
- Turismo: Genera ingresos superiores a US$ 12.000 Millones.
- Flores: Exportaciones por US$ 2.340 Millones, impulsadas por la demanda internacional y buena calidad.
- Cocaína: Con 253.000 hectáreas sembradas, Colombia aporta cerca del 70% de la producción mundial.
- Petróleo: La producción se mantiene estable, con un valor por barril de alrededor de US$ 70.
En síntesis, los resultados hablan por sí solos. Las cifras que algunos muestran como “éxitos” son, en realidad el reflejo de una economía sostenida por factores externos e informales, mientras el Estado se hunde en la ineficiencia, la improvisación y la división política.
FEB.