Damos crédito de este escrito de opinión a IFMNOTICIAS – noviembre 6, 2022

Por Claudia Posada

Es interesante también recordar que siendo el ingeniero calculista (de los mejores de Colombia), Andrés Uriel Gallego, Secretario de Obras Públicas (ahora Secretaría de Infraestructura) del gobernador Álvaro Uribe Vélez, dieron marcha a este megaproyecto que desde finales de los 60 José Tejada Sáenz, ingeniero visionario (fundador de la empresa INTEGRAL) experto en el campo de obras hidráulicas, ya había presentado como iniciativa que cabía en el importante potencial hidroeléctrico de Antioquia, al observar la zona Pescadero, en Ituango, bañada por el Cauca.

Lo que quizá no pensó el ingeniero Tejada, es que al concretarse la obra que imaginó, los conflictos de orden político afectarían tan gravemente las decisiones que a la vez entrañan trastornos de tipo técnico que en el hoy -como en el antes- tienen en la cuerda floja el futuro de una obra desemejante magnitud.

Las discrepancias que enfrentan al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, con el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, tienen dividida la opinión pública; pero lo más grave son las consecuencias del conflicto entre ellos porque en ese rifirrafese están decidiendo asuntos de capital importancia, generando incertidumbres de enorme trascendencia.

Y es que después del arranque e impulso en la administración departamental de Uribe, el megaproyecto había caído en una especie de adormilamiento. Pero apareció el fantasma, fue en el 2018: “La tragedia del proyecto Hidroituango, ¡quién lo iba a imaginar! Se inicia con la contratación, en 2011, de la construcción de estos dos primeros túneles, llamados Derecho e Izquierdo.

De acuerdo con los informes de interventoría, todo empezó con un contratista incompetente y una EPM muy generosa y blandita con el contratista. (…) El Plan de Aceleración que se inventó a motu proprio EPM saca el proyecto del diseño original y lleva a la obra por caminos no convencionales.

EPM, contra los conceptos técnicos, y contra el criterio de sus costosos Asesores, lleva el proyecto por caminos de mayor incertidumbre y empieza a adquirir como constructor la responsabilidad de responder por todos los efectos negativos y adversos por salirse del diseño original”.

Esta parte de la historia aciaga de la obra hidroeléctrica más importante del país en este momento, es la más conocida porque la contingencia, con todas las expectativas de riesgos y temores fue seguida minuto a minuto por los medios, las comunidades y los colombianos todos.

Independiente de quién tenga la razón, para el hoy de Hidroituango, como en el ayer, vale y aplica lo que en el 2019 Luis Pérez escribió: “Cuando se va por caminos equivocados, solo falta humildad para dar la vuelta y buscar caminos de certeza. Todo descalabro deja cicatrices. No obstante, el fracaso es una oportunidad para unir voluntades y empezar de nuevo con más inteligencia y prudencia”. ¡Ah difícil que es en Colombia unir voluntades! Los egos, la arrogancia, los deseos malsanos de sobresalir arrastrando y hundiendo a los otros, impiden el progreso, limitan las posibilidades y agravan las crisis, sean cuales sean.

Foto y artículo tomados de IFMNOTICIAS