Por: Balmore González Mira

“El planeta no necesita de nosotros, nosotros necesitamos del planeta”.
Esta frase  me llamó mucho la atención, su sabiduría y profundidad, además de su simpleza didáctica, merece una reflexión permanente de la humanidad frente a lo que viene haciendo en el globo terráqueo con los recursos naturales.
La pandemia nos ha dejado  enseñanzas incalculables como para que los irracionales humanos volvamos a lo mismo,  ahora que la apertura nos permite entrar a una normalidad condicionada. Es claro y es hora cuando la economía no aguanta más,   que debe salirse a producir para poder menguar un poco las condiciones deplorables en que están sumidas millones de familias en el país y en el mundo, y que tienen ya que reactivar la economía o de lo contrario habrá una hambruna que causará más muertes que las causadas por el mismo covid-19; donde el hambre, homicidios, lesiones, hurtos, extorsión, secuestro y demás modalidades delictivas llevarán a consecuencias peores que las padecidas en esta inesperada contingencia.
Uno de los sectores más golpeados con el cierre es el turismo con todo lo que ello abarca, con miles de familias que derivan su sustento diario en hoteles, bares, restaurantes,  artesanos, guías,  transporte, venteros ambulantes,  etc., que si han logrado sobrevivir un poco requieren mínimo de tres años para su recuperación.
Otra frase que escuché me llamó igualmente la atención,  “hoy más que nunca hay que abrir el turismo y que todo el mundo se cuide, de lo contrario nos va a ganar la ilegalidad”. Esto viene de alguien que le ha dedicado su vida a la hotelería, al turismo sostenible y a ayudar a conocer la diversidad de Urabá como uno de los más bellos y fantásticos lugares de la humanidad, pues no poca razón tiene, toda vez que allí quienes quedan o quedaron  desempleados son presa fácil de los grupos dedicados al narco y microtráfico de estupefacientes y que les aparecerá a muchos como la única alternativa de generación de ingresos.
A estas reflexiones simples pero profundas sumo yo otra: “La humanidad necesita ya el turismo amigable con el medio ambiente, y el turismo necesita ya a la nueva humanidad”. El clamor general es de una apertura total del turismo; abrir hoteles en las zonas de nuestra geografía dónde tenemos dos mares, sin que las playas sean abiertas con todos los protocolos de bioseguridad, es como ir a una gran sala de cine, no poder ver las escenas y escuchar la película en un radio, o lo que es igual, como estar en un balcón frente al mar, ver batir las palmeras, el sonido de las olas, los suaves vientos de la brisa y no poder mojarse ni los pies con el agua salada y medicinal del Caribe o del Pacífico colombiano.