Por: Misael Cadavid MD

«Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre» Es una famosa máxima que, según algunos historiadores, utilizaba con frecuencia el médico francés Adolphe Gubler.

Y es que realmente el poder curativo de la medicina es exiguo, en la mayoría de casos nos limitamos a hacer un tratamiento sintomático y paliativo  de las enfermedades y una inmensa mayoría de ellas, se constituyen en enfermedades crónicas, sin que los médicos podamos hacer absolutamente nada para curarlas definitivamente, ah y dicho sea de  paso a Dios gracias está situación porque de eso vivimos: de la enfermedad, no de la salud.

No sé realmente si los médicos nos hemos preguntado, el inmenso daño que se le ha hecho a la humanidad en tan solo 6 meses. Todas las medidas adoptadas a nivel mundial no pasaron por la voluntad política de los gobernantes sino por las recomendaciones de los médicos.

Entre los médicos desafortunadamente  también suele haber prácticas mezquinas, manipuladoras, deshonestas y abusivas de toda índole, así como lamentables y violentas luchas de ego y en el mejor de los casos se le hace el mandado a otros: grupos económicos, multinacionales farmacéuticas  y políticos Inescrupulosos.

Los efectos son devastadores: Desplome económico de las grandes potencias, caída de los precios de las materias primas, interrupción de las cadenas de producción a nivel mundial, menor demanda de servicios turísticos, fuga de capitales y devaluación de las monedas y destrucción de millones de empleos entre otros efectos deletéreos, es lo que nos llevaremos a nuestros anaqueles Médicos o mejor a nuestras tumbas.

Nunca antes en la historia de la medicina hubo conceptos tan diametralmente opuestos, como los que hemos visto hasta ahora, enfrentamientos conceptuales entre epidemiólogos, infectólogos, Intensivistas, microbiólogos y hasta de premios nobeles por la autoría de la verdad suprema. La OMS se quedó en una simple organización espectadora desde la izquierda mundial.

Cada actor aprovechó su posición para imponer sus conceptos al parecer  con fines mercantilistas, todo ha pasado por el favoreciendo económicos de los eslabones de la cadena de producción biomédica, desde un simple tapabocas o gel antibacterial hasta la más moderna unidad de cuidados intensivos. Hemos sido cómplices de la falta de planificación de los gobernantes con decisiones tan absurdas y grotescas, como de Ripley, desde imponer algunos protocolos sin evidencia científica suficiente hasta poner unidades de cuidados intensivos en centros de exposiciones y convenciones como si fuera tan sencillo y simple. Nada más absurdo descabellado. Ahora también algunos profesionales de la salud han incursionado como comercializadores  de insumos y equipos biomédicos violentando no solo la  ética profesional, sino sesgando las decisiones médicas con los pacientes.

Las cifras actuales a nivel mundial indican qué hay un poco más de 6 millones de contagiados y 370 mil muertes, que si la comparamos con otros causas  de mortalidad por otras enfermedades resulta ser evidentemente mucho menor. A 13 de Mayo ha muerto a nivel mundial 15 millones de mujeres a causa del aborto, 4 millones por desnutrición, 3 millones de canceres ,2 millones a consecuencia del cigarrillo, 1 millón por alcohol, 700 mil por VIH/sida, 400 mil por suicidios, 350 mil por malaria entre otras cifras que están invisibilizadas y que se repiten año tras año, pero q no se le da el despliegue informativo pertinente. Es menester también insistir que más del 85% de los contagiados son asintomáticos o con leves síntomas y  se ha infectado el 0.07% de la población mundial. Cifra insignificante.

A lo largo de la historia y en cortos periodos de tiempo epidemiológicos hubo efectos devastadores a nivel mundial de otras enfermedades que si han sido catastróficas hasta el punto de poner homeostasis como selección natural:

Viruela: 300 millones de muertes

Sarampión: 200 millones

Gripe española: 100 millones

Peste negra: 75 millones

VIH: 50 millones

Plaga de Justiniano: 25 millones

Peste bubónica: 12 millones

Tifus: 4 millones

Cólera: 3 millones

Sifilis: 100 millones

Tétanos: 25 millones

No se trata de salvar a unos miles del virus para matar a cientos de miles de hambre. Esto requiere equilibrio.

De hecho, que la población se contagie a un ritmo medio y sin que se disparen los ingresos a unidades de cuidados intensivos (UCI) ni las muertes es el objetivo, al menos mientras aparece una vacuna. Los estudios han demostrado que, como ocurre con otros virus, la inmensa mayoría de los contagiados generan anticuerpos que, superada la fase de infección, los protegen contra el coronavirus hacia el futuro. Si una porción significativa de la población se contagia y genera defensas, el país queda razonablemente inmunizado contra nuevas olas del virus.

En abril, con cuarentena estricta, las muertes se multiplicaron por 15. En mayo, con cuarentena relajada, se multiplicaron por tres. Toda muerte es dolorosa, pero en la batalla contra la pandemia, Colombia ha tenido razonable éxito en contener los decesos.

No nos podemos quedar llorando los muertos.

El país sumará miles de contagios en junio. No es malo ‘per se’: mientras más personas tengan el virus, más inmunidad habrá hacia el futuro. La tarea es mantener muy baja la mortalidad y garantizar una amplia disponibilidad de camas UCI. Si no estamos ya en el pico, este debe de llegar a mediados de junio. Y así, tal como lo proyectan centros de estudio internacionales, julio debe marcar el final de la cuarentena, aunque muchas restricciones sigan por varios meses. Será el momento de lanzarse a recuperar la economía, una tarea tanto o más compleja que el control de la pandemia, pero los médicos debemos ser objetivos y sensatos. Acojámonos a lo realmente científico y no a lo económicamente benéfico.