Hoy, la educación de los antioqueños sufre un proceso de transformación y desea recuperar la esencia que nunca debería haber perdido.  Una educación en valores es necesaria para ayudarnos a ser mejores personas en lo individual y mejores miembros de los espacios sociales en los que nos desarrollamos en la integralidad.

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

En todos los niveles educativos y de manera muy especial en los universitarios la educación en Antioquia se ha vuelto un problema.  Hoy día las instituciones educativas de nivel superior se sienten inconformes con lo que han conseguido.  Cuestionan contenidos, métodos y sistemas didácticos.  La educación se ha vuelto problema porque nos preguntamos, ¿Cuál es la mejor educación?, ¿Cuál es la mejor universidad? ¿La educación consiste en preparar especialistas o generalistas en su disciplina?, ¿Deben importar más las habilidades aprendidas o los contenidos asimilados?, ¿Debemos enfatizar en informar a los individuos o en formar a las personas?, ¿Qué es más importante, la educación intelectual o la educación ética y moral?

Una de las tendencias de la educación es conseguir desarrollar actitudes y valores que formen parte de una ética para la vida.  Un aprender a ser más y no sólo a incrementar un saber intelectual.  La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha declarado que la educación hacia el siglo XXI, debe promover valores en todos los países de tal manera que se consiga acrecentar:

  1. El sentimiento de solidaridad y de justicia.   El respeto a los demás.  3.  El sentido de responsabilidad.  4.  La estima del trabajo humano y de sus frutos.  5.  Las actitudes y valores concernientes a los derechos fundamentales.  6.  La defensa de la paz.  7.  La conservación del entorno.  8.  La identidad y dignidad cultural de los pueblos.  9.  Otros valores sociales, éticos y morales llamados a suscitar entre los jóvenes una visión más amplia del mundo.  10.  Un respeto profundo por la vida, la libertad, la verdad y la naturaleza.

Si tratamos de responder a la pregunta ¿A dónde va la educación en Antioquia?, una de las respuestas sería: hacia una orientación más humanista.  No sólo la UNESCO, como organización internacional, diagnostica la necesidad de esta perspectiva.  Las instituciones educativas en el departamento de Antioquia están buscando nuevos caminos para procurar, ofrecer una educación con más significado para los estudiantes y con más trascendencia para la sociedad.

En el siglo XXI, se han identificado 8 premisas, relacionadas con los valores, de la educación humanista, contrastándolas con otras valoraciones vigentes en el campo de la educación:

  • Se rechaza la educación cognoscitiva que únicamente se centra en los valores científicos y tecnológicos para organizar una educación centrada en el proceso de aprendizaje y en la educación afectiva del sujeto que aprende (aprender, desaprender y reaprender).
  • Contra una educación que se limita al desarrollo de las habilidades básicas, se promueve una educación que las integre con el desarrollo general de las humanidades en un ambiente de expresión y creatividad (aprender a vivir y aprender a amar).
  • Contra la primacía del control como método y la mecanización de la educación y de la persona, se promueve una orientación al crecimiento y al desarrollo personal y social que rebase el condicionamiento (responsabilidad, autonomía).
  • Se propone una concepción del hombre y la mujer como ser social que contrarreste la tendencia individualista de la educación. Se promueve el desarrollo de las habilidades interpersonales al servicio de una visión democrática y cooperativa (colaboración y competencia personal, más que competencia contra los demás).
  • Pretende establecer una estrecha relación entre la familia, la escuela, la universidad y la vida diseñando sistemas que resulten socialmente relevantes (instituciones educativas prácticas, servicio comunitario), en contraste con el aislamiento convencional de la escuela y la universidad en relación con su sociedad.
  • En contra de la primacía del papel del maestro, a veces con rasgos de absolutismo, se propone un tipo de maestro caracterizado por un profundo interés en las teorías del desarrollo que centra su atención en el proceso de desarrollo del autocontrol, de las habilidades para tomar decisiones y en la capacidad de liderazgo servicial.
  • Contra una educación centrada en la especialidad y en la perspectiva utilitaria, se propone una visión de “educación continua”. El sujeto ya no aparece en una perspectiva exclusivamente productiva, sino como una persona total en desarrollo armónico.
  • Contra un currículo centrado en sí mismo se propone uno cuya esencia sea la experiencia personal y que incorpore una orientación social.

Las tendencias de la educación que se han descrito en esta columna, no podrán llevarse a cabo sin un compromiso real por parte de los educadores.  Las actitudes que consciente o inconscientemente manifiestan los docentes en sus aulas de clases llevarán un mensaje definitivo a los estudiantes.  ¿Los antioqueños seguiremos empeñados en las actitudes que tradicionalmente han caracterizado a la enseñanza, o verdaderamente haremos el esfuerzo por cambiar nuestra práctica educativa a fin de ofrecer la formación integral que requiere en la actualidad la nueva generación que se levanta?

Urge considerar alternativas para reforzar aquellas actitudes deseables para las nuevas tendencias educativas que se han perfilado, y se podrán considerar opciones para modificar aquellas actitudes que, por obsoletas, no contribuyan efectivamente a la formación integral de los ciudadanos del mañana.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                             Medellín, noviembre 25 de 2022