Depresión: qué es eso y con qué se come.

Por: María Përez Vallejo – mariaperezvallejo@gmail.com

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y al año se suicidan alrededor de 800000 personas, siendo la depresión la primera causa. Tristemente vivimos en una sociedad que aún continúa con un sinnúmero de tabúes respecto a la salud mental, por lo que se dificulta un poco definir la depresión de tal forma que sea comprendida, mas no juzgada.

Existe una percepción generalizada de la depresión como tristeza, pero este trastorno va más allá: literalmente es intentar sentir y no lograrlo. La depresión es aquel estado de ánimo deprimido, valga la redundancia, en el que se pierde la capacidad de disfrute y placer, acompañado de cambios en el sueño, el apetito, el peso y la velocidad de pensar. Además, llegan a la mente ideas de minusvalía, culpabilidad, muerte y suicidio. Lo anterior, a grandes rasgos, causado por alteraciones estructurales y funcionales a nivel cerebral, con un cambio en el balance de 3 neurotransmisores: serotonina, dopamina y noradrenalina. Eso es, términos médicos, la depresión.

Pero en español común ¿qué es la depresión? Imagine que un día se levanta y encuentra un gato pequeño en su casa. Un gatito callejero de días de nacido que, por alguna razón desconocida, acabó en su casa. Usted cree que es adorable y decide quedárselo. Sin embargo, con el pasar de los días, este felino comienza a crecer a pasos de gigante y, con su tamaño, inician los daños. Quiebra floreros, rasguña sofás, muerde sus brazos, llena su ropa de pelos, hace las necesidades en su cama. Usted empieza a llegar tarde a su trabajo por limpiar y organizar lo hecho por el gato, deja de salir con sus amigos porque está tan cansado que solo quiere dormir. No quiere comer, aunque hay días en que se desquita y acaba con la nevera. Aunque siempre está sin energía. Se encierra para descansar del gato, pero éste solo llora en su puerta, mientras la rasguña.

Comienza a pensar que la solución sería deshacerse del gato. Pero sabe que no es tan fácil y, a la vez, piensa en cuánto necesita el gato de usted. Entonces decide visitar al veterinario para que le enseñe a educar a su gato. Pasan los días y éste se convierte en un ser adorable, juguetón, que ya no hace daños, que le da cariño selectivo, como felino que es, pero que lo quiere. Y usted también lo quiere.

Eso es la depresión: una enfermedad que llega sin previo aviso, sin ser llamada, sin causa aparente. Afecta su ritmo de vida sin pensarlo, le quita las ganas de hacer cosas y se lleva la capacidad de disfrutar lo que antes amaba. Pasa desapercibida por las personas hasta que los síntomas son severos. Pero, es en este punto que las personas entienden que algo anda mal, que hay que arreglarlo y que necesitan ayuda para hacerlo porque ya lo intentaron y no pudieron solos.

Lo lindo de la depresión es que, buscando ayuda, puede convertirse en aliada. Lo importante, por supuesto, es dar ese gran paso: pedir ayuda. La cual inicia en los seres queridos, pero es fundamental llegar a un profesional, en este caso, un médico, un psiquiatra, un psicólogo. Y más allá de tomar medicamentos o asistir a terapia semanalmente, hay que entender la depresión como una mascota que en silencio crece y crece haciendo estragos, pero al buscar ayuda, se vuelve dócil, juguetona, amigable. A la depresión se le debe ver como una oportunidad, sin dejar de saber que es una enfermedad crónica y mortal. Hay que cuidarla, hablarle, entender bien por qué llegó y ver si es posible corregir o eliminar ese motivo. Entender bien cómo se manifiesta y detectar cuando aparecen nuevamente los síntomas. Una vez se logra comprender globalmente la enfermedad, ésta se convierte en una compañía que siempre estará, pero con la que se puede entablar una linda relación de aprendizaje y crecimiento personal.

María Pérez Vallejo.