Y ¿en qué te vas a especializar?

Por María Pérez Vallejo – mariaperezvallejo@gmail.com

Médico general o estudiante de Medicina que se respete, ha recibido esta pregunta un sinnúmero de veces, en su mayoría, hecha de forma inocente, pero en realidad nadie dimensiona qué hay detrás de estas 6 palabras.

Los médicos invertimos al menos 6 años de nuestra vida para prepararnos. 6 años en los que debemos hacer sacrificios de todo tipo. Sí, las demás profesiones también implican hacer sacrificios, pero la Medicina exige que estos sean más grandes.

Ninguna carrera exige que usted deje de celebrar su cumpleaños o el de sus seres queridos por hacer turnos de 12, 24, 36 y hasta 48 horas. Ninguna carrera exige que usted pase los días de fiesta en un hospital y no con su familia. Ninguna carrera exige que usted deje de dormir, comer y satisfacer demás necesidades fisiológicas para cumplirle a un sistema de salud que lo obliga a ver pacientes cada 15 o minutos en un servicio colapsado.

Y, tal vez, al trabajar usted pueda escoger o cambiar los horarios, pero al menos como estudiante, debe cumplirlos al pie de la letra, como se los programen, porque tristemente a la mayoría de sus docentes ya se les habrá olvidado que también fueron estudiantes o se pegarán de la famosa frase “si yo lo hice, usted también puede hacerlo y sin renegar”.

Escogimos una carrera hermosa, sabiendo lo dura que era y todo lo que implicaba. Pero a las personas se les olvida esto, sus mentes lo omiten. Somos MÉDICOS GENERALES, no somos tecnólogos en Medicina o en Atención en Salud, somos PROFESIONALES. Dejen de subestimar la Medicina General y aprendan a verla como lo que es: una carrera profesional.

Creo que si el sistema de Salud nos delega la función de atender a pacientes de todo tipo en un servicio de Urgencias o Consulta Externa es porque sabemos mucho, porque algo hicimos bien y porque estamos lo suficientemente capacitados para abordar los principales motivos de consulta.

No somos ayudantes o secretarios, somos médicos. Somos quienes vamos a atenderlos cuando lleguen a las 3 de la mañana con un infarto agudo de miocardio, un accidente cerebrovascular, múltiples heridas, fracturas, sepsis o un dolor que no los deja dormir. Somos quienes vamos a detectar que tienen una apendicitis perforada y que hay que operarlos de inmediato. Y también somos los que vamos a tratar y a hacer seguimiento a sus enfermedades crónicas: hipertensión arterial, diabetes, depresión, dislipidemia, gastritis, entre otras. Porque gran porcentaje de nuestra población no tiene acceso a sus aclamados especialistas.

Para eso estamos nosotros: para enfrentarnos a todas las enfermedades, para enfocarlas, para darles manejo y para tener la humildad de decir “no sé” cuando requiramos ayuda de un colega.

Querido lector no personal salud, deténgase un segundo a pensar antes de hacer esa pregunta que automáticamente se ubica en la punta de su lengua cuando alguien le dice que es Médico General o que estudia Medicina. Emociónese por tener en frente a quien se preparó –o está en proceso– para salvarle la vida.

Y usted, querido estudiante o Médico, disfrute cada segundo de su carrera y deléitese cada minuto de su ejercicio como Médico General. No deje que la presión social lo afane por ser especialista y subespecialista lo antes posible. Ame a sus pacientes, léalos, aprenda de ellos, que cada paciente es un mundo. Explote cada uno de esos mundos, vuélvalos suyos y cámbielos para bien. Y cuando le hagan esta pregunta, no sienta obligación de responderla con el nombre de una especialidad. Diga con orgullo: “Médico, estoy estudiando Medicina porque, por ahora, quiero ser Médico General”.