LAS DESPROPORCIONES DEL ELEMENTO PRIMARIO DE LA SALUD: RECETAS Y VISITAS MÉDICAS

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EDITORIAL

Para bien de Colombia y del mundo, resaltar antes de todo, el importante lugar que ha logrado ocupar Colombia en los adelantos científicos de la medicina: primer trasplante de corazón (1985), marcapasos artificial (1958), vacunas y virología, Neurociencia y Enfermedades Neurodegenerativas, Oncología y Terapias innovadoras, Biotecnología y Desarrollo Farmacéutico.

No obstante, dentro del Sistema de Salud de los colombianos se dan desproporciones en despachos o atención o momentos de verdad, que le impregnan ineficacia. Veamos tres exageraciones típicas que hacen carrera dentro de nuestro sistema de salud.

“NO HAY DROGAS” (respuestas en los puestos de las IPS de las EPS):

Es la manifestación más clara de la falta de interés y compasión de un sistema de salud por los pacientes y por el bienestar de la comunidad a la que pertenecen. Se trata de un problema elemental: el médico tiene que estar sincronizado con la disponibilidad de drogas de la EPS para la cual trabaja, antes de recetar. El médico que formula, sin saber si hay o no existencias de la droga, no está cumpliendo ninguna función en el sistema de salud. Por el contrario, lo está atrofiando. Y la EPS, que permite que esa situación se dé, está llamada a que la Supersalud le ponga los sellos en sus puertas.  La falta de drogas no debería ocurrir nunca. El médico tiene que mantener presente que cuando receta algo que no hay, está poniendo a todos los involucrados en el sistema para que boten el dinero público de la salud: al paciente por ir y no obtener, a la IPS por tiempo de atención para responder “no hay esa droga” y a la EPS por pagarle a un médico que cobra por recetar lo que no hay.

“SÍ HAY DROGAS” (respuestas en los puestos de las IPS de las EPS):

Observando esta aparente buena noticia, se ven personas que salen de la IPS con “paquetados” de medicinas, en especial, cientos de sobres de acetaminofén y de “Omeprazol”. Sea de lo que sea: ¿qué efecto de sanación puede tener en una persona que se consuma doscientas pepas de cualquier medicina? Si médicamente las requiere, el médico se ha olvidado de la función de sanar, pasando a la fácil y cómoda tarea de “vaya tomando esto para que se mantenga, al menos, vivo”. En ese afán, nuestro sistema de salud ha puesto de moda recetar cientos de sobres de pastillas de “omeprazol” para un solo paciente. En este caso, con seguridad se las toma todas, es más, el Omeprazol se volvió como el chicle y los cigarrillos que se le brindan al vecino o compañeros de mesa, pues su uso habitual es para poder comer de todo y que la comida no le caiga mal. No debería estar dentro de la ética de un médico, poner a sus pacientes a que coman como unos marranos, sin saber qué ocurre dentro de sus organismos, y sin análisis previo de dietas especiales que se le puedan ocurrir a la medicina, y no continuar así, “dopando” al paciente para que coma de todo, sin medir consecuencias secundarias de esas comidas y de la misma pastilla. Similar a recetar cuando no hay, si quienes recetan lo hacen profesionalmente, la exageración en cantidad de pastillas y drogas no debería ocurrir nunca. El médico tiene que mantener presente que lo que recetó si le servirá al paciente. De otra forma, está poniendo a todos los involucrados en el sistema para que boten el dinero público de la salud: al paciente por reclamar lo que no lo cura, a la IPS para entregar la droga que no cura y a la EPS, por pagarle a un médico que cobra por recetar lo que no cura.

Este “si hay drogas” es más en una especie de reductor de velocidad, que una atención médica que realmente sane. Se recetan y entregan unas cantidades exageradas, como para que no vuelva a la IPS o al médico, antes de un mes o de dos o de tres. A nadie le cabe en la mente que el problema de salud de un paciente se soluciona con un cajonado de pastillas, cada dos meses.

“UNA CITA MÉDICA PARA DENTRO DE 8 MESES, O UN AÑO” (respuestas cómodas de algunos especialistas):

Para no herir susceptibilidades, si el paciente logra estar vivo y asiste a una cita de estas, es porque no tenia por qué solicitar esa cita. Asumamos que asisten y las necesitaban hace un año o más. El hecho que la EPS o el sistema pague por la cita y que el médico la cobra y se la pagan, no nos digamos mentiras: después de un año o más de que el paciente sintió su malestar, esa cita  no le aporta bondad a ningún sistema de salud justo, ni a nadie. Platica del sistema perdida.

Con seguridad, los médicos especialistas son muy preparados, pero sobre todo muy escasos. Pero los intentos de solución no pueden empezar y quedarse ahí por años, concediendo citas para dentro de un año o más. Cuando al paciente se le presenta un problema de salud que solo esté al alcance de un especialista, esa necesidad es para ya. Si el sistema requiere importar especialistas, el sistema lo debe contemplar y mientras tanto, el Gobierno debe pensar en programas de formación de especialistas, capaces de romper el paradigma actual, mediante el cual escogen 4 médicos entre 500 o mil que se presentan cada año, a un costoso examen de admisión y nadie se queja y a nadie se le ocurre y a nadie le parece interesante negocio el incursionar en el mercado de especializar a todos los médicos de Colombia y del mundo que se quieran especializar y trabajar como especialistas en medicina.