Por María Pérez Vallejo

Una vez más, Brian Weiss me sorprende con su forma de desafiar lo que está escrito para hablar de aquello de lo que no nos atrevemos: la vida antes de esta vida y la vida después de nuestra siguiente muerte.

Si bien el tema central -la historia de dos personas- se queda corta porque solo la mencionan en los últimos 3 de 24 capítulos, este libro merece ser leído para conocer sus enseñanzas, independiente de la trama.

Un sinnúmero de lecciones aprendidas por otros en vidas pasadas o dichas por los “Maestros” a través de ellos. Lecciones tan simples, pero que con gran frecuencia olvidamos poner en práctica.

Un libro lleno de historias conmovedoras, de encuentros y reencuentros de las almas, de aquellos que se han amado antes y que lo hacen ahora. Historias de esas que nos recuerdan que el amor es como la energía: no se destruye, solo se transforma.

Y, como el amor, también nos transformamos nosotros. Estamos en esta vida reaprendiendo todas las lecciones que otras vidas han intentado enseñarnos. Estamos reencontrándonos con nuestros seres importantes, los queridos y los no queridos, para sanar nuestros lazos de amor.

Es bonito leer este libro y tener la ilusión de que aquello que se sintió como un corrientazo fue, muy probablemente, un reencuentro de otras vidas. Cuando uno encuentra a un alma gemela (de verdad, no de esas de las novelas) todo en uno lo siente. El instinto y la intuición no mienten.

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