Por: Margarita Pérez Puerta

Lluvia fuerte en la calle 33C bajo un puente;  se hallaba una hermosa perrita Doberman; la suma de cinco razas. Ella cuidaba a sus cachorritos, los cuales acababan de nacer con un intenso amor, a pesar de lo mal que estaba por falta de alimento.

 El macho que la embarazo fue un cruce de Rotweller, Beauceron.  Ella los cuidaba bajo sus pechos latentes;  un día, cuando ya su leche cesó: decidió separarse del  lado de ellos: tres hembras con tendencia más penetrante a Rotweller y un machito predominando el Dóberman, quedaron desamparados en la vida.  La madre los abandonó, no solo a estar sin nadie, sino que levanto anclas para jamás volver; fenecía por falta de alimento y cuidados. Ella en su instante agónico dio un alarido, entonces acudieron a ella mucha gente, la cual vieron un espectáculo extraño: la perrita se fue volviendo fuego convirtiendo inmortal hasta quedar el halo del mejor perfume.

 Los perritos los llevaron a  la granja Municipal de la ciudad X, dirigido por una gran señora que ama a estos pequeños.  Pasaron días y los cachorritos fueron tomando forma, o sea, un croquis maravilloso.  Un día, alguien quiso adoptar un animalito de aquellos, entonces averiguando con un amigo, supo de aquella Institución a donde fue para adoptar un precioso cachorrito. Esa persona escogió un pequeño perrito de por lo menos tres meses enrazado de diversas razas, es decir,  la raza nueva: Doberman. Lleno documentos para poder hacerse dueño de aquel hermoso perro. La institución Municipal lo traerá al destino donde vivirá el pequeño.  Para darlo, lo operaron en sus partes íntimas y le dejaban puestas casi todas las vacunas. Antes de estar con el nuevo amo, lo llamaban por el código que éste daba como seña para ser de su propiedad: SOLIN.

Termine el sueño cuando la perra Doberman elevándose hacia el infinito en fuego inmortal;  una ola de gente quedo impregnada de un olor dulce y sutil para sus olfatos y gusto. Tres perritas fenecieron de hambre porque cuando alguien las adopto no supo cómo darles amor ni alimento. Solo se dispuso a darles comida sin pensar en su metabolismo. Las dejo como objetos de trabajo en ese lugar lejos de la finca. El macho que nació quedo en mejores manos, es decir, lo cuidan con esmero y voluntad llevada a un amor cristalino y cargado de pedagogía. Este pequeño perrito, ahora con seis meses se enreda en ese dilema de un cariño cautivo al son de mucha gente que cree ser espíritu y materia solemne. Su travesura enjuga toda tristeza del amor que hasta nuestros días no se entiende con cualquier criatura del orbe.

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El hogar es para mí lo que el aire puro es para cada animal irracional, lo que es para aquellos creyentes de un amor sobre la oración.

  

·         Solin Nadal
A mis pies desnudos el sueño loco ruge fuertemente. Su voz vibrante se eleva, crece, se engrandece bajo una soledad elástica y sombreada por la palabra a cuesta.
Luego el soplar del viento refresca entre dulzuras que enhebran un corazón a ruidos distantes ante lumbres silenciosas…

 

·         Solin Nadal
CUAJO

Somos cuajos deshidratados a través del tiempo.
Somos tiempo caduco…
pero si nos cuidamos,
aún podemos ser firmes odas
en ese hechizo de juventud.