POR: LUIS ALFONSO PEREZ PUERTA

Un grupo de damas y caballeros, vestidos muy elegantes en un evento en pro de un objetivo humanista. Beben varias copas de un delicioso néctar. Bebida que les ayuda a entonarse, a sentir ese calor que les da el impulso de abandonar sus máscaras y ser realmente esa bestia que todos llevamos por dentro, no esa esencia divina, sino “ese lado oscuro de la Fuerza”, oculto tras ese vestido elegante de personajes interesantes. 

Las corbatas se van corriendo como por arte del calor. Ese nudo se está deslizando y la mano del caballero honorable abraza un cuerpo femenino… Ese oculto deseo sale a la luz gracias al néctar diabólico, que descaradamente llamamos divino. La mano se posa sobre el trasero de la dama que también se encuentra entonada para dar vía libre a los bajos instintos que unos cuantos poetas escriben sin vergüenza, y otros bardos escriben sus versos camuflados, o “auto censurados” por la doble moral, y la denominan con tono y elegancia: “poesía erótica”, no pornográfica como la de los primeros. Y aclaran que, “escribir un texto erótico es arte… se escribe sutilmente, y bla bla…”, por eso rechazan la pornografía, “que es el erotismo llevado a extremo”; aunque, realmente, ¿cuál es la diferencia? Y otros exageran cuando dicen: “el cuerpo desnudo es un arte, y a mí no me gusta la pornografía sino el arte…. Y bla bla bla…”. Pero más adelante, después de haber bebido la dosis personal, el arte al carajo, porque lo interesante es el cuerpo en sí, aunque no sea artístico.

Unos personajes interesantes critican a los otros porque expresan sin hipocresía lo que todo ser humano en su interior tiene muy guardado, pero por la dignidad, es necesario ese control: No dejar salir a flote esos sentimientos, pero todos estamos en la misma nave, y gracias a ese néctar agradable y fuerte, esos instintos son liberados y “cual caballos desbocados y gallinas histéricas” comienzan una carrera loca, y todos juntos en el mismo pantano se revuelcan como cerdos, con perdón del animal de cuatro patas que da su carne para alimentar a las damas y caballeros honorables.

Después de esa fiesta viene el guayabo, la amnesia “y yo como no te vi, no te conozco”, somos compañeros en la misma institución, y lo profesional no rima con lo sentimental. Los bajos instintos vuelven a su cofre cerrado hasta el próximo evento en pro de la humanidad “al borde de un ataque de nervios”.

Y que La Fuerza nos acompañe, hermano Obi-Wan Kenobi.

1 Comentario

  1. Hola,da mucha pena cuando lo tildan a uno de caballero o, de Don (de origen noble),cuando nuestra conciencia formula siempre juicios ciertos a cerca de la vivencia de uno ,se puede dudar de que algo está mal o bien hecho,pero no se puede dudar de que se está dudando @

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