MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA. Alcalá de Henares. 29 de de septiembre de 1547. Madrid 23 de de abril de 1616.

Retrato de Cervantes, atribuido a Juan de Jáuregui

Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas.

Para alcanzar lo imposible, uno debe intentar lo absurdo.

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.

Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero.

La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.

El amor antojadizo no busca cualidades, sino hermosuras.

¿Qué locura o desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?

Sabe más el tonto en su casa, que el sabio en la ajena.

En la lengua consisten los mayores daños de la vida humana.

Dad crédito a las obras y no a las palabras.

¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!.

No puede haber gracia donde no hay discreción.

 Cada uno es artífice de su propia ventura.

Entre los pecados mayores que los hombres comenten, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno.

El ingenio y el humor no residen en mentes lentas.

Amistades que son ciertas nadie las puede turbar.

Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.

En las desventuras comunes se reconcilian los ánimos y se estrechan las amistades.

El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres más discretos.

Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.

La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.