Hablar mal del prójimo es un defecto muy dañino, manifiesta poco respeto por el otro y hace poco confiable a quien tiene este mal hábito

Por lo tanto pongamos siempre atención a nuestras palabras. Para avanzar en este dominio de la palabra, podrías preguntarte, antes de hablar:

• ¿Esto que voy a contar de tal persona, sería capaz de decirlo enfrente de ella?• ¿cuál es el objetivo de lo que voy a decir?

• ¿Ayudará en algo o beneficiará a mi prójimo?

• Si soy yo el que comete el error ¿me gustaría estar en boca de todo el mundo?

– Estar pendiente de las necesidades de los demás.

– Hacer algo cada día por el bien de los demás, buscando la manera mejor y más eficaz de hacerlo, dando siempre lo mejor de mí.

Qué facilita la vivencia de esta virtud

Las virtudes de:

– Servicio, y las capacidades de desprendimiento y disponibilidad que nos ayudan a ser capaces de dar y darnos en el momento en que se necesite.

– Alegría y amabilidad que nos lleva a ser generosos dando siempre lo mejor de nosotros.

– Compañerismo y participación que nos ayudan a buscar y trabajar por el bien común y a contrarrestar el ambiente de egoísmo que prevalece en la sociedad.

– Comprensión y responsabilidad que nos ayudan a entender las necesidades de los demás, y a sentir que somos responsables de dar una respuesta comprometida y seria ante las necesidades de los otros.

– Gratitud y hospitalidad que nos conducen a darnos cuenta de los dones que tenemos, dar gracias por ellos y compartirlos con otros.

– Magnanimidad, que nos lleva a tener miras altas en el servicio a los demás.

– Fomentar un ambiente en donde se atiendan las necesidades de los demás antes que las propias.

– Ejercitarse en actos de servicio voluntario.